La tumba de Triana

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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Jesús de la Rosa, líder de la legendaria banda de rock andaluz, falleció hace 40 años en un accidente de tráfico registrado a la altura de Villariezo cuando regresaba a Madrid trasofrecer un concierto benéfico en el País Vasco

Así quedó el Citroën BX que conducía Jesús de la Rosa. - Foto: Archivo Histórico DB (FEDE)

Necesito agarrarme a la cola del viento para poder volar, había escrito y cantado Jesús de la Rosa, cabeza visible de Triana, banda exponente del rock andaluz surgida a mediados de los años 70 que tanto influiría en grupos de su época. Pero si Triana no pudo volar más alto de lo que lo hizo -discos de oro, puestos en la cima de las listas de las radiofórmulas- fue por culpa de la muerte, que abrió la puerta al mito y a la leyenda. El final de la banda que fusionó sonidos progresivos, psicodélicos y aflamencados fue abrupto y terrible, y de ello se van a cumplir ahora cuarenta años. Sucedió el 14 de octubre de 1983, en Burgos, con el fatal accidente de tráfico que, a la altura de Villariezo, sufrió su líder y alma mater cuando regresaba a Madrid tras ofrecer un concierto en un festival benéfico en el País Vasco.

La formación sevillana ya era un referente del rock patrio. Con apenas un año de existencia había tomado parte de aquella fallida, pero fabulosa aventura que fue las '15 horas de música pop Ciudad de Burgos', cita que pasaría a la historia como La Cochambre, y en aquel 1983 era ya uno de los grupos más admirados del país. Las terribles inundaciones que unas semanas antes habían arrasado numerosas zonas del País Vasco -hubo cuarenta víctimas mortales y pérdidas cuantiosas- motivó la celebración de un concierto en favor de los damnificados por la tragedia. Y Triana fue uno de los grupos participantes en la cita solidaria, en la que también estuvieron presentes Joan Manuel Serrat, Derribos Arias, Alaska y Dinarama, Mecano, Nacha Pop y la Orquesta Mondragón.

La noche del concierto, en lugar de liarse hasta la madrugada tras cenar con todos los que habían tomado parte en la cita, sólo se bebió una copa y se retiró pronto a dormir: quería regresar a Madrid al día siguiente, donde residía, para disfrutar de su hija Jimena, recién nacida. Tras atravesar Burgos al volante de su Citroën BX, chocó fatalmente contra una furgoneta. Tanto él como el copiloto, su amigo y técnico de la formación Javier Osma, resultaron heridos. Fueron trasladados al Hospital Genera Yagüe, y aunque Jesús ingresó consciente, las heridas internas que le había provocado el impacto resultaron mortales. A las cuatro de la madrugada, el líder de Triana, el poeta de la calle Feria, expiró a los 35 años, dejando huérfanos a sus miles de seguidores y amputada a una banda que nunca volvió a ser la misma. Tan es así, que no volvió a ser nunca más. Una maldita carretera, en Burgos, fue su tumba.

La última canción que interpretó Jesús de la Rosa, como una negra premonición, había sido 'Abre la puerta': Abre la puerta, niña/ Que el día va a comenzar/ Se marchan todos los sueños/ Qué pena da despertar... Los familiares, amigos y seguidores de Triana despertaron el 14 de octubre de 1983 con la peor y más triste noticia que jamás hubiesen imaginado. Yo quise subir al cielo, dice también la canción...

Nos dejaron a deber un concierto / Diego A. Manrique
En Burgos, no fuimos ajenos a la carrera de Triana. Pudimos ver al grupo en sus inicios -por ejemplo, en la Discoteca Tucán de la capital, en la primavera de 1975- cuando Jesús de la Rosa parecía desconcertado ante los sonidos que salían de su sintetizador, un instrumento todavía no domado. Luego, aparecieron en festivales donde dejaban constancia de su originalidad, en comparación con el mimetismo de muchos de sus colegas. En 1978, ya en ascenso, actuaron en el polideportivo del Instituto Femenino. Hubo una larga ausencia hasta que, maldita sea, Jesús vino a morir entre nosotros. Nos dejaron a deber un concierto comme il faut, en algún teatro.