María Jesús Jabato

Señales de vida

María Jesús Jabato


De buitre

23/06/2023

En junio están los gigantones en temporada alta, Corpus, Curpillos y San Pedro y San Pablo, ahí es nada, los gigantones, que representan el poder de los continentes, más el Cid y doña Jimena, burgaleses de pro. Este es el plantel de seres desmedidos y un tanto bobalicones, con su hierático rictus de cartón piedra, que van haciendo bulto de acá para allá, los Reyes Católicos, tan europeos, de terciopelo grana y armiño, los indios, de tez aceitunada y atuendo civilizadamente salvaje, los asiáticos de larga coleta y mirada oblicua y la pareja de Oceanía, con caracteres australoides. A finales del s. XIX el Ayuntamiento, que en aquellos tiempos era mucho Ayuntamiento, pretendiendo dar carácter al gigantón de Oceanía, convocó un concurso de plumas de buitre que ganó un cazador del barrio de San Esteban, apodado El Aragonés.

El tal Aragonés debía de ser hombre pendenciero, y en 1912, en la cantina del barrio, regentada por un tabernero apodado Cordera, se enzarzó en una pelea por un quítame allá esas pajas, que si los de Aragón cantamos mejor que los de Castilla, que si tal y que si cual, y mató a un parroquiano, asegurándose quince años a la sombra. Ahora el gigantón de Oceanía no tiene plumas porque no es plan desplumar buitres, que tienen muy malas pulgas, y cada vez que una lo ve, recuerda al Aragonés y fabula con el probable destino de aquellas hermosas plumas de buitre con las que ganó el concurso municipal; tal vez se perdieron por las calles de Burgos en uno de los paseos del gigantón; tal vez algún niño las hizo suyas para soñarse jefe indio; tal vez se pudrieron y hubo que retirarlas; tal vez una dama caprichosa e influyente las pidió para adornar su sombrero… Tal vez. El solemne gigantón de Oceanía ha venido a menos sin plumas y el indio luce un penacho de plumillas de colores que parecen arrancadas del tocado de una vedette de revista, no somos nada, pero en Wallapop venden plumas de buitre leonado recogidas, según se dice, en el lugar donde alzan el vuelo. A setenta céntimos el centímetro de pluma, a treinta euros la pluma, oiga. Ya que el Aragonés está en los infiernos, Dios le perdone, que tome nota el Ayuntamiento y provea al gigantón de plumas de buitre. A treinta euros la pluma en Wallapop, oiga, a treinta euros.
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