El remate del último puente cose los 60 km de la vía verde

A.C. / Puentedey
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Las obras iniciadas en 2018 podrían acabar este mes con la reparación de los efectos del paso del tiempo en la plataforma. El Ceder y los municipios ya han adjudicado a una empresa su mantenimiento

En la tarde del martes apenas quedaban unos pocos metros de tarima de madera para concluir el último de los doce puentes. - Foto: A.C.

Los operarios de la empresa cántabra Albast remataban en la tarde del martes el último de los doce puentes en los que debían de instalar pavimento de madera por encargo de Tragsa. El puente iba a quedar concluido al finalizar la jornada y con él los 60 kilómetros del Camino Natural del Santander Mediterráneo a su paso por Las Merindades cerraban por fin cinco largos años de obras con un sinfín de idas y venidas y un coste algo superior a 5 millones de euros. La instalación de la tarima cosía el trazado del antiguo ferrocarril, ahora trasmutado en un espacio para senderistas, ciclistas y amantes del deporte y la naturaleza, donde ya no se escucha el traqueteo del tren desde 1985. 

Tragsa realiza estos días los últimos trabajos de desbrozado y mejora de la plataforma, donde ha crecido la hierba o se han producido algunos desperfectos por efecto del paso de los años transcurridos desde que se ejecutó, sin mantenimiento alguno. Así, Nuria Ortiz, presidenta del Ceder Merindades, entidad en la que los siete municipios por los que transcurre la vía verde han delegado toda la tramitación de incidencias relativas a esta obra e incluso han cedido la titularidad del alquiler de la trama del antiguo ferrocarril, confía en que las obras concluyan este mes.

El pasado 5 de octubre durante la celebración de una jornada técnica con motivo del 30 aniversario de los caminos naturales, a la que pudo asistir en Madrid, junto al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, se le trasmitió que en este mes concluirían los trabajos de la vía verde a su paso por Merindades. Atrás han quedado 18 años de trabajo, desde que el Ceder encargara la redacción del proyecto en el año 2005 pasando por cinco años de obras que comenzaron en diciembre de 2018.

Inicialmente, el plazo que dio el ministerio para su ejecución era de tres años, pero la pandemia y después la carestía de las materias primas, además de algunos retrasos en la tramitación de los contratos con empresas que han realizado trabajos especializados para Tragsa, han alargado hasta ahora la consecución de un recurso turístico muy esperado en la comarca. Para finales de 2022 se anunció el final de las obras. Pero la contratación del pavimento con madera de doce de los quince puentes del trazado conllevó más de un año de trámites y tres concursos, convocados en marzo y julio de 2022, y el último en marzo pasado. Su adjudicación se demoró hasta el verano y la formalización del contrato hasta finales de julio. La empresa se puso manos a la obra en septiembre tras el acta de replanteo y se iba con la tarea hecha del puente sobre el Nela ubicado entre Quintabaldo y Puentedey.

Mucho trabajo invisible. Ante el inminente final de obra y la entrega al Ceder de la misma, su presidenta explicó que se supervisará todo el trazado antes de recibirlo oficialmente y se recabará el beneplácito de los siete ayuntamientos por los que transcurre, Oña, Trespaderne, Cillaperlata, Cuesta Urria, Medina de Pomar, Villarcayo y Valdeporres. Asimismo, Ortiz se felicitó del final de esta infraestructura donde «ha habido mucho trabajo que no se ve» y, en especial, en 2022 y  2023, cuando Tragsa llegó a convocar hasta tres concursos para adjudicar el pavimento de madera de los puentes.

En el Ceder confiaban en la finalización de las obras hace ya tiempo y la comisión compuesta por los ayuntamientos incluso adjudicó el mantenimiento del camino a una empresa, que presentó la mejor oferta y está a la espera de poder comenzar a trabajar, una vez que el ministerio ponga el trazado a disposición de sus titulares.