«Me encantaría tener 15 años menos y vivir ahora el fútbol»

MÓNICA PURAS (SPC) / Burgos
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Elena Manzano, pionera del fútbol femenino burgalés y exseleccionadora de Castilla y León

Elena Manzano, pionera del fútbol femenino burgalés y exseleccionadora de Castilla y León. - Foto: Valdivielso

Lo ha dado todo. Las ganas de Elena Manzano por crecer jugando al fútbol eran infinitas. Y como tantas otras pioneras de este deporte en Burgos dejó huella. No lo hizo en la primigenia escuadra del Rayo Burgalés porque no había cumplido 15 años, «aunque me dejaron dar cuatro carreras en 10 minutos», sino en los primeros pasos y en los años mágicos del primer equipo del CD Nuestra Señora de Belén. Anteriormente jugaba en el Interparroquial de fútbol sala con el equipo de Fátima, del que resultó alzarse varias veces 'pichichi'. Es entonces, con Juanjo Ronda como entrenador, cuando con 16 años, tras «haber hecho todos los deportes habidos y por haber», se decanta por el balompié, «era lo que más me gustaba y se me daba bien». 

Le brota fútbol del corazón y por los cuatro costados. Su abuelo fue presidente de la Deportiva CF, su padre cogió el testigo que conserva en la actualidad, su tío es entrenador, su hermano mayor jugó muchos años, su primo lució la camiseta del Burgos CF... 

He escuchado barbaridades machistas que se quitaban las ganas de jugar y te hacían pequeña"

«Me hubiera encantado vivir ahora el fútbol. Tener 15 años menos y seguir jugando», adelanta. Se nutrió de las buenos consejos de las veteranas como Bego 'la trilliza', Susi 'la melliza', Arancha, Vero, Isa Uriarte, Pilar y Nuria, «a quien llamábamos cariñosamente 'la pelos' y que me prestó su camiseta para dar mis primeras carreras sobre el césped», rememora. Y dejó su impronta junto a las nuevas perlas como Marisa y Moli, «que eran de su quinta» y las que más tarde llegaron como Güemes, Morales, Loreto... 

«Mucho compañerismo, buen rollo y un ambiente supersano. Éramos una piña, aunque con los piques propios del juego y de la convivencia», confiesa que, además, llevaba a «rajatabla lo de no salir mucho de fiesta» y apuntilla con un 'pero' «muy feliz».

Capitana y la voz para transmitir calma al equipo. Muy orgullosa de llevar el brazalete de las suyas «de mi compromiso y de dar ejemplo» por toda la geografía española, además de creer en las posibilidades de lo que el equipo era capaz de hacer. Jugó mucho de lateral y de interior. Siempre en la banda, aunque sus últimos coletazos fue hasta delantera. «Fue bonito jugar en Superliga porque veníamos de tan abajo que al final te creías realmente que estabas en Primera División. Yo sentía que lo era. Éramos profesionales. Viajes, hoteles… Hubo gente que arriesgó mucho y nosotras nos volcamos», sentencia.

No tengo cartílago desde los 20 años. Forcé y seguí jugando porque me decían que era por el crecimiento.  Me operé una rodilla y estuve dos años de baja"

Entre sus magníficas vivencias como futbolista recuerda cuando se llenó la tribuna del Plantío, o cuando jugaban en Lezama que estaba todo abarrotado de aficionados, en el estadio de Butarque, o incluso algo que solo unas pocas han podido disfrutar como jugar un partido contra la selección española absoluta. 

Y entre los episodios que quisiera borrar están esos 'macromachismos' como tener que limpiar y fregar los vestuarios después de jugar en El Plantío. 

Sus rodillas siempre le dieron mucha guerra. «No tengo cartílago desde los 20 años», resume, tras sufrir una complicada operación que le mantuvo dos años de baja por una distrofia del sistema nervioso en una pierna y aunque lo tenga en la otra, esa ni se la toca. Recibió muchas convocatorias de la selección de Castilla y León durante más de siete temporadas. Y sus lesiones se acumularon. Siendo joven inició otro sueño como ser entrenadora porque no quería desvincularse. Comenzó siendo la míster de las alevines, luego del equipo filial y más tarde del equipo de Nuestra Señora de Belén de Nacional.

Como seleccionadora me gustaba más la charla de motivación que la de práctica de fútbol"

Y también se convirtió en una jovenzuela seleccionadora autonómica, acompañando al que fuera su seleccionador y valedor tantas veces, Numídico Antón. «Fue muy bonito. Aprendí muchas cosas de él. Me gustaba mucho la charla de motivación más que la de la práctica del fútbol», asegura, sin evitar comparar lo diferente de lo que a ella le tocó vivir con entrenadores siempre varones y mucho más mayores que ella. 

Compaginar entrenamientos con el trabajo, además de los desplazamientos con la selección y la escasa remuneración le obligaron a alejarse. «No me daba la vida. Me hubiera gustado seguir, pero tomé la decisión de ser autónoma», confiesa.

Hay que dar las gracias a Goico por lo que ha hecho. Su función es admirable. Y a todos los que se volcaron con el fútbol femenino de los inicios"

Emigró a Sevilla donde decidió colgar las botas en el Triana Balompié hace 12 años. Volvió a Burgos y desde hace tres años reside en Bilbao. Y sigue paseándose por Lezama y celebrando buenos momentos con las múltiples amistades que le ha aportado el fútbol. Y sus ojos brillan cuando revuelve en el trastero y encuentra sus primeras botas, los recortes del periódico, las grabaciones de televisión donde hasta habló en TVE y es que... «para mí el fútbol ha sido todo».