Defender la agricultura para que viva el pueblo

R.E. MAESTRO / Burgos
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El medio rural burgalés tiene en el campo su principal fuente de empleo y su futuro depende de la supervivencia del sector, como así lo aseguran varios profesionales del valle del Úrbel

Carlos, Daniel, Cristian, Eduardo, Alejandro del Val, Alejandro García y José Javier, de izquierda a derecha, se dedican a la agricultura en el Valle del Úrbel. - Foto: Valdivielso

La agricultura se alza como la principal fuente de empleo en la mayoría de los pueblos burgaleses y por ello entre las reivindicaciones del sector también está su protección al medio rural. Para que la vida continúe en estos territorios hace falta que los profesionales del campo cuenten con explotaciones rentables que les permitan seguir viviendo de esto. «No queremos dejar abandonados nuestros municipios, esto es como una cadena y para que pueda venir el panadero, el pescadero o el carnicero hace falta que viva aquí gente», afirma Eduardo Río, de Pedrosa de Río Úrbel.

El valle del Úrbel sirve como perfecto ejemplo de esas zonas donde la agricultura se trata de su principal fuente de ingresos y varios vecinos explican las razones por las que resulta esencial su trabajo para el presente y futuro del medio rural. «Tiene que haber oportunidades para poder trabajar y quedarse en los pueblos, no venimos a pedir dinero y solo queremos libertad para producir, esto se trata de un negocio e igual que ocurre en el resto de empresas habrá que fabricar lo que tiene demanda», manifiesta Cristian Martínez, de Lodoso.

Si alguien quiere ser agricultor ahora mismo resulta impensable si no tiene detrás a algún familiar que le ayude a empezar y esa se convierte en una gran traba para que más gente joven se pueda incorporar. «Necesitas a alguien que te eche un cable, si ves cuentas de hace 20 años y las de hoy se demuestra que esto es inviable», dice Eduardo Río, que insiste en que no se trata de una cuestión que se quede en el valle del Úrbel y que este problema se extiende por todo el país.

«Tanto la agricultura como la ganadería sirven como una buena forma para fijar población y si eso deja de existir pues los pueblos desaparecerán en dos décadas», expone José Javier del Val, de Pedrosa de Río Úrbel, que teme que si la situación no cambia también se pondrá en peligro a aquellas tiendas, colegios o centros de salud que quedan en el medio rural. «Esto se debe cuidar y si eso no ocurre pues al final a la gente no le quedará más remedio que agruparse en las grandes ciudades», confiesa.

«La agricultura influye mucho en el ambiente del pueblo, cada vez somos menos en Pedrosa; yo he conocido hasta ocho mesas jugando las partidas por las tardes en el bar y ahora está medio cerrado», afirma Del Val, que cree que se debe tener más en cuenta la figura de la mujer a la hora de fijar población.  Eduardo Río entiende que el campo se ha modernizado y que quizás ya no hacen falta tantas manos, pero «si antes había tres casas abiertas y ahora hay una, pues al menos que no nos la cierren». Un sector rentable y atractivo animará a la gente a apostar por él, como asegura también Daniel García, de Santibáñez Zarzaguda.

La visión de los jóvenes. Una gran cantidad de jóvenes también sueñan con quedarse a vivir en el medio rural, pero con explotaciones poco rentables resulta complicado animarse. «Es lo que hemos vivido desde pequeños», comienza explicando Alejandro García, de 28 años y vecino de Los Tremellos. Reconoce que se encargan de mantener el pueblo y le da pena que cada vez quede menos gente. «El Estado debería hacer más cosas para que se pueda quedar la gente, por ejemplo, no se puede estar sin cobertura...», critica, mientras le preocupa que otras generaciones no puedan disfrutar de ver los pueblos llenos.

Alejandro del Val, de 22 años y procedente de Pedrosa de Río Úrbel, reconoce que «empezar de cero es muy complicado y cada vez resulta más difícil porque las inversiones cada vez son más elevadas». Menciona, además, que con el precio actual de las máquinas y del resto de costes que deben afrontar se convierte en algo muy complicado.

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