Reabrir Montefibre, casi imposible sin licencia de vertidos

ARSENIO BESGA / Miranda
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La Confederación Hidrográfica del Ebro elimina a la empresa del censo de autorizaciones. Además, los antiguos trabajadores destacan la decrepitud de la planta, que tiene daños incluso en las vías del tren

Las vías del tren de la TCM están en perfectas condiciones, mientras que las de Montefibre han perdido hasta las traviesas. - Foto: A.B.

Montefibre, la empresa que en su día se alzaba como una insignia del desarrollo industrial de Miranda, hoy apenas parece un amasijo de hierros en desuso. La compañía cerró sus puertas hace un año, después de que el grupo Praedium de Alfonso Cirera recibiera millones de euros de dinero público para reflotarla y terminara solicitando la entrada en concurso de acreedores, y ahora una posible reapertura se antoja cuanto menos complicada. La marca acumula un largo listado de deudas y una reciente multa de la Junta, pero además ha terminado perdiendo la licencia de vertidos al río Ebro por su falta de actividad. Y esta cuestión no es algo menor, según interpretan desde Izquierda Unida.

El portavoz del partido, Guillermo Ubieto, explica que «se ha perdido una ventaja competitiva» muy importante, después de que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) confirmara que Montefibre ya no tiene autorización para emitir vertidos. En este sentido, el líder de IU comenta que «las licencias que tenía esta empresa ya son prácticamente imposibles de volver a conseguir». Por tanto, en caso de que llegara algún inversor, se vería obligado a «cambiar el modelo productivo, en lugar de retomar el proyecto de crear fibra de carbono». Asimismo, recuerda que su formación acumula un año intentando que la Subdelegación del Gobierno, del Partido Socialista, se implique para evitar que se llegara a este punto. Sin embargo, lamenta que «ni tan siquiera ha contestado a los escritos».

En cualquier caso, la eliminación de Montefibre del censo de vertidos autorizados por parte de la CHE tras el cese de actividad supone una gota más en el océano de inconvenientes que presenta la fábrica para cualquier posible inversor. Sobre ello, los antiguos trabajadores de la planta directamente explican que «es imposible que la empresa vuelva a arrancar». Conforme a la descripción que realizan, «durante este último año con el administrador concursal ahí no se ha hecho nada y tampoco se va a hacer», por lo que las instalaciones han terminado «destartaladas».

De hecho, la decrepitud de la planta es tal que se ha extendido incluso hasta la infraestructura exterior. Según comentan los antiguos empleados de Montefibre, «se han llevado hasta las traviesas de las vías del tren». En este sentido, su descripción no resulta errónea, ni mucho menos, dado que desde la rotonda situada junto a las instalaciones deportivas de Ence se puede observar con claridad como el recorrido del ferrocarril que antiguamente usaba Montefibre presenta un estado pésimo. Faltan tablas de madera e incluso partes de metal, a diferencia del tramo utilizado por la Terminal de Contenedores Miranda, que se encuentra en condiciones más que óptimas. 

Con todo, desde la antigua plantilla de esta industria consideran que «ni con un milagro» volverá a abrir, dado que, al margen de deudas, multas, licencias y daños en las instalaciones, «no vale nada» porque «hasta el suelo no pertenece a la empresa, sino a Endesa».

Productos químicos. Montefibre se encargaba de crear fibras textiles y, para ello, necesitaba una importante de productos químicos. Un año después del cese de la actividad, los ex trabajadores dudan de que ese peligroso material se haya extraído de allí. Según describen, «el acrilo no se puede vender tan fácil y, no solo eso, sino que cuando se cerró la empresa las bombas estaban rotas, por lo que es muy difícil sacarlo». Así, consideran que la probabilidad de que haya elementos tóxicos abandonados es, como mínimo, elevada.