Los decanos denuncian retrasos en las prácticas del alumnado

B.G.R. / Burgos
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El rector de la Universidad de Burgos anunció hace más de un mes la disolución de la Unidad de Empleo y el encargo a la Fundación de parte de su gestión. La decisión no se ha materializado, pero «está próxima»

Más de mil estudiantes del campus burgalés se forman cada año en centros de trabajo. - Foto: Luis López Araico

La Universidad de Burgos siempre ha defendido su política de prácticas como una seña de identidad del campus, ya que, con independencia de si estas son obligatorias o no, existen plazas para que puedan realizarlas todos los alumnos de grado o máster que lo deseen. Su gestión ha sufrido cambios importantes este curso con la entrada en vigor en enero de la obligatoriedad de dar de alta en la Seguridad Social a los estudiantes, lo que se ha traducido en un mayor volumen de trabajo interno más allá de asumir su coste la institución docente. 

Esta situación, según distintas fuentes académicas consultadas, ha provocado retrasos en la firma o renovación de convenios con empresas, lo que ha «ralentizado» la incorporación de los estudiantes a los centros de trabajo, viéndose obligados en algunos casos a posponerla al segundo semestre, agravándose la problemática en aquellas carreras en las que esta oferta formativa resulta más limitada. 

Los decanos de las distintas facultades y escuelas han transmitido su preocupación y sus quejas al rector, Manuel Pérez Mateos, quien  ya en el Claustro celebrado el 9 de febrero reconoció estas dificultades. En este momento y a preguntas de los asistentes, aseguró que la Unidad de Empleo, de quien depende esa gestión aunque tan solo cuenta con dos técnicos, «no ha funcionado correctamente», anunciando su desaparición dentro del organigrama de la institución académica y una reestructuración en este campo. Esta tiene que ver con el traspaso a la Fundación General de la UBU de todo lo concerniente a la búsqueda y formación para el empleo, organización de actividades, promoción del emprendimiento y prácticas para los recién titulados, de las que ya se ocupaba y a las que ahora añade las extracurriculares (voluntarias). Por su parte, la propia Universidad se ocupará de las curriculares de grado y máster a través del Servicio de Estudiantes y Extensión Universitaria, que a su vez depende de los vicerrectorados de Estudiantes, Relaciones con la Empresa y Cultura.

El malestar de algunos responsables académicos se ha acrecentado porque dicho anuncio rectoral aún no se ha materializado. En este punto, subrayan que, con independencia del órgano que se ocupe de ese cometido, «lo importante es que funcione bien porque los centros están realizando un esfuerzo increíble y es uno de los valores diferenciadores de la UBU».

Las fuentes consultadas censuran en este punto que dicho cambio se anunció hace ya dos meses y «no se termina de llevar a cabo», apelando también a que la «cercanía» que existe con el tejido empresarial provoca que cualquier traba no resulte «conveniente». Por su parte, desde el Rectorado, se asegura que su titular ha manifestado que esa reestructura «tiene que culminarse de manera inmediata», mientras que el vicerrector de Relaciones con la Empresa, Gonzalo Salazar, reconoce las quejas de los decanos y sostiene que ya se han incorporado técnicos al proceso.