Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


30 años después, Sánchez (casi) ha hecho su 'operación Garzón'

10/04/2023

Lo que a continuación se escribe es algo que seguramente no gustaría leer ni a Pedro Sánchez, ni a Yolanda Díaz ni, menos aún a los cenáculos morados influidos desde la distancia corta por Pablo Iglesias Turrión. Pero lo cierto es que no son pocos los círculos socialistas con memoria que admiten que Sánchez está (casi) completando, exactamente treinta años después, una nueva 'operación Garzón', aquella inclusión del entonces 'juez estrella' en las listas electorales del PSOE para obtener una raspada victoria en las elecciones de junio de 1993. ¿Es Yolanda Díaz la 'nueva Baltasar Garzón', incluso con otro Garzón, Alberto, en sus filas? Ella y Sánchez dicen que no. El viento de la necesidad, que es el que impone la realidad, quizá sopla en la dirección opuesta a estas negativas.

El 2 de mayo de 1993, el 'juez estrella' Baltasar Garzón, que luego tendría una trayectoria tan azarosa, firmaba la excedencia en la carrera judicial para concurrir a las elecciones generales de junio de ese año. Poco antes, el 27 de abril, se había producido la sorpresa mayúscula: Garzón aceptaba la idea urdida por Felipe González y José Bono y se presentaba, como independiente, de número dos en la candidatura del PSOE por Madrid, desplazando nada menos que a Javier Solana. ¿A quién desplazaría Díaz en un caso semejante? El problema sería más fácil de resolver, porque hoy por hoy no existe un 'número dos' claro en las filas socialistas.

Ciertamente, muy pocos de los asistentes que vimos en el polideportivo Magariños hace una semana para acompañar la declaración de Yolanda Díaz de que se presentará a las elecciones votarían hoy de manera entusiasta al PSOE. Como hace treinta años, las siglas fundadas por Pablo Iglesias Posse en 1879 han experimentado el desgaste fruto del ejercicio de un gobierno 'fuerte' y, como lo fue el de González en los últimos años, controvertido. Garzón (Baltasar) fue un acicate, un revulsivo, que impulsó sin duda la candidatura socialista, que ganó por los pelos al PP de Aznar y pudo seguir gobernando hasta 1996, aunque la 'operación Garzón' no acabase precisamente bien, ni el propio juez, tampoco.

Ahora, contra lo que dicen, quizá interesadamente, algunos especialistas, el proyecto Sumar de Yolanda Díaz no solo succiona muchos posibles votos de Podemos, una formación en obvio declive; también se lleva algunos miles (¿150.000?) en transfusión directa desde el PSOE. Y la tendencia, dependiendo del acierto de la aún vicepresidenta y ministra de Trabajo en los meses que restan hasta las elecciones generales, puede ir, lógicamente irá, a más. Pero Sánchez y su 'estado mayor', con Félix Bolaños a la cabeza, se niegan aún a considerarla una rival, sino más bien una aliada, que puede ayudar a acabar con Podemos en su actual configuración y convertirse en un complemento necesario para un pacto de gobierno poselectoral que 'blanquee' la erosión en el PSOE.

Ciertamente, la operación no está todavía del todo diseñada, pero una alianza Sánchez-Díaz (mantienen, dicen todos, una excelente relación personal) es inevitable si el PSOE quiere seguir gobernando. Puede que eso no signifique la inclusión pura y dura de los 'yolandistas' en las listas socialistas, claro. Pero, de cara a los importantísimos comicios 'del cambio', no solo político, de diciembre de 2023, ha de hacerse patente para quienes sienten una curiosidad creciente por la opción política de doña Yolanda que esta opción comparte expectativas de futuro con la socialdemocracia que quiere representar Pedro Sánchez. De momento, lo que conocemos del programa de Sumar, aún no bien delineado, abunda más bien en un cauto reformismo socialdemócrata que en los volatines y ocurrencias alentados por Unidas Podemos.

El 'pacto no suscrito' comenzará a ser palpable tras el 28 de mayo, una vez conocidos y analizados a fondo los siempre complejos resultados que arroja toda elección autonómica y municipal, en la que nunca se puede decir de forma tajante quién ha ganado o perdido y por cuánto. En todo caso, personalmente tengo por cierto que, aunque ella dice querer ser presidenta del Gobierno de España (y, por tanto, sucesora de Sánchez), el duelo entre ambos, que quizá en algún momento será inevitable, queda aplazado 'sine die'. Será más bien lo contrario, ya se verá cómo y con qué mimbres.