Inés Praga

Esta boca es mía

Inés Praga


Burgos con Bici

14/05/2023

En mi juventud viví en Inglaterra algún tiempo y huelga decir que conocí un mundo diferente. Para mi sorpresa mucha gente, hombres y mujeres, se desplazaba en bici con un cestito en el manillar que les permitía hacer la compra, llevar libros o, simplemente, pasear. Y más sorprendente todavía era ver a gente mayor, de la edad de mis abuelos, pedaleando confiadamente por la calzada. A mí me pareció milagroso, porque en la España de entonces solo los niños montábamos en bici por las calles sin coches y los adultos la usaban para ir al trabajo, sobre todo la clase obrera, que formaba un enjambre sobre ruedas a primeras horas de la mañana. Dos películas magistrales, Ladrón de Bicicletas (1948) y Muerte de un ciclista (1955), reflejan su importancia en un mundo de penurias. 

Nunca olvidé mi tiempo en Inglaterra, con la bici como compañera inseparable, y siempre soñé con algo semejante en España: un transporte bueno (para el ciclista y para el entorno), bonito y barato. Pero tuve que esperar muchísimos años para volver a pedalear por una ciudad, cuando la bici adquirió relevancia y se crearon infraestructuras. Declaro solemnemente que desde entonces ir en bici por Burgos y alrededores es uno de los grandes placeres de la vida. 

El Ministerio del Interior acaba de declarar de utilidad pública la confederación nacional de asociaciones CONBICI, una buena noticia que avala explícitamente su importancia como medio de transporte y como herramienta indispensable para la movilidad sostenible. Así que pónganse las pilas, señores y señoras aspirantes al sillón municipal, y saquen del cajón las propuestas que les ha hecho la asociación local. Ahora que tanto se trabaja en el perfil de Burgos 2031, no olviden que la bici refuerza la cultura de la convivencia, cuida y embellece el paisaje urbano y apuesta claramente por el futuro. 

No estaría de más que los alcaldables pasaran un día de la campaña recorriendo en bici toda la ciudad, no solo el casco histórico, y podrían hacerlo juntos o por separado, aunque lo primero tendría más morbo. Descubrirían otro(s) Burgos, dialogarían en directo con ciclistas, peatones y conductores y conocerían en vivo los problemas a resolver. Imaginen también qué ocasión para una foto cool, con ese aire moderno de políticos europeos sobre ruedas. Pero el gran reto consistiría en completar el recorrido sin multas, altercados ni contusiones así que, por si las moscas, un consejo: no se olviden el casco.