Reconocimiento al mejor amigo de Félix

S.F.L.
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El pozano Antonio Sanjuanes, de 90 años, será nombrado hoy en su villa natal Halconero Mayor del Reino por parte de los Archivos Españoles de Cetrería, en honor a su trayectoria adiestrando estas aves. De la mano del naturalista lo aprendió todo

Antonio Sanjuanes, con una fotografía de Félix. - Foto: S.F.L.

En una casa con una singular fachada rosa de la calle La Fragua reside Antonio Sanjuanes con su mujer, Teresa González. A sus 90 años, el pozano conserva la energía que derrochaba ya de niño cuando recorría kilómetros y kilómetros de monte de su querida villa salinera en busca de nidos de pájaro. Su avanzada edad le impide dar largos paseos pero no evitar emocionarse cuando recuerda sus hazañas más apasionantes junto a su amigo del alma, aquel con el que compartió infinidad de bocadillos de chorizo, risas e incluso una aventura que les llevaría alejarse de sus familias todo un verano. Félix Rodríguez de la Fuente, su hermano, como así le define, además de confidente fue la persona de la que aprendió a amar y respetar la naturaleza; también el arte de la cetrería.

En el acogedor salón de la vivienda, rodeado de fotografías de sus hijos y nietos, guarda en una carpeta sus tesoros más preciados. Al sujetar una fotografía de gran tamaño del rostro del ilustre naturalista una lágrima se deja caer de su ojo izquierdo. Se puede escuchar el silencio durante los minutos que observa casi sin parpadear la instantánea. De pronto, y sin retirar la mirada, Sanjuanes expresa los sentimientos que todavía perviven en lo más profundo de su ser 43 años después de la pérdida de su camarada. «Éramos inseparables, siempre íbamos juntos a todas partes desde que empezamos el colegio», cuenta. 

Ya de adultos, buena parte de su vida giró en torno a la cetrería. Les encomendaron la importante misión de preparar las fiestas cidianas para Francisco Franco, para las que buscaban personas entendidas en halcones. «Y así lo hicimos. Félix y yo adiestramos a las aves. También nos ayudaba un mozo que se llamaba Carlos. Cada día alquilábamos por tres pesetas dos bicicletas y pedaleábamos hasta Busto de Bureba para conseguir nuestro objetivo», explica. «Lo conseguimos pero Franco nunca lo vio porque nunca se llegaron a celebrar», añade. Teresa le interrumpe. «Eran uña y carne y grandes cazadores». 

Su conocimiento y experiencia sobre la actividad de cazar con aves rapaces entrenadas le ha llevado a recibir varios reconocimientos a lo largo de su vida, pero sin duda, el más especial es el de hoy. «Los Archivos Españoles de Cetrería me van a nombrar Halconero Mayor del Reino. Estoy muy contento porque ninguno se lo merece como yo», manifiesta con firmeza.

(El reportaje completo en la edición impresa de hoy de Diario de Burgos)