No te olvides de donde vienes

ALMUDENA SANZ
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Álvaro Núñez homenajea a sus orígenes en su primera novela juvenil, 'Sociedad Lovecraft', un 'thriller' ambientado en Briviesca en el que se ven implicados cuatro adolescentes con la pandemia de fondo

Álvaro Núñez, con un ejemplar de ‘Sociedad Lovecraft’, editado por Anaya.

No es una estrella de rock, pero estos días se parece a una. Lleva tres semanas de intensa gira. Sus escenarios son aulas de colegios y sus seguidores, pequeños lectores. Álvaro Núñez Sagredo (Madrid, 1972) ha pasado por Murcia, Ávila, Zamora, Salamanca y Jaén con sus libros infantiles y avanzando a los profesores su primera novela juvenil, Sociedad Lovecraft (Ed. Anaya), que acaba de publicar y que presenta esta tarde en la librería Música y Deportes (19 h.). Estará arropado por su gente de Briviesca. Han confirmado la presencia su alcalde, Álvaro Morales, y, lo que le hace más ilusión, los miembros del club de lectura juvenil de la Biblioteca Municipal. 

Y es que la capital burebana se dibuja como una musa más en este libro, en el que hace un homenaje a sus orígenes en esta localidad, de donde son sus padres. Su elección como pregonero en las últimas fiestas patronales le empujó a convertirla, a ella y alrededores, en paisaje de esta obra que ya empezaba a formarse en su cabeza. 

Ya había surgido la necesidad de escribir algo para un lector más mayor tras 11 años con la mirada en el infantil (serie Perro verde, Violeta Volcán y el tesoro de William Winter...) y crecía, espoleado por ese algo divulgativo que dice tener, su interés por descubrir a los chavales de dónde viene la serie de televisión Stranger Things, que tan enganchados los tiene. «Sus monstruos son Lovecraft puro y duro. Quería que se lo pasaran muy bien con el libro y de paso crearles la curiosidad de conocer a Mary Shelley, Poe, Lovecraft e incluso a Stephen King», resalta a través del teléfono desde Madrid, donde ha hecho escala antes de su viaje a Burgos, donde continuará con su gira escolar. 

«Tienes una idea y te va llevando. Siempre pasa así con los libros», introduce. 

A esas dos piezas esenciales se fueron sumando otras como el fondo terrorífico que ofrecía la pandemia, el valor de las redes sociales y el subidón de la lectura durante el confinamiento, la urgencia de transmitir a los chavales la importancia de la memoria (una de las citas iniciales del volumen son unos versos de la canción Hay un fuego, de La M.O.D.A., que suena luego en el interior), su propia experiencia personal como cuidador de una madre con alzhéimer durante siete años y como enfermo de covid tras superar tres estados críticos en los primeros coletazos del virus («estoy vivo de milagro»), la querencia por hablar del duelo y, sobre todo, la exaltación de la amistad. 

Todo encajó en Sociedad Lovecraft, un trepidante thriller en el que se ven envueltos cuatro adolescentes, cada uno de un punto del territorio nacional, que se conocen a través de un club virtual de escritura de terror. Precisamente escogen este género a propósito del nombre con el que se presenta cada uno de ellos, que, curiosamente, va parejo a cuatro de los grandes autores de terror: H. P. L. (H. P. Lovecraft), Poe, Mary Shelley y Esteban Rey (Stephen King). Sucederá algo que los obligará a juntarse y a aunar fuerzas para resolver un misterio. La aventura los espera. 

«Me gusta entretener, pero a los personajes les pasan cosas, como a los seres humanos, no todo es guay», advierte al tiempo que llama la atención sobre los distintos estilos y recursos que mezcla para su narración. He ahí una de las claves de las que saca pecho. Aparece desde el diario, que presenta a H. P. L., que vive el confinamiento con su abuelo en un pueblo; o la primera persona que usa Esteban Rey para contar a un policía municipal su versión de unos hechos que poco a poco se irán desvelando; o los relatos que se van hilando en ese club de escritura que se parecerán mucho a lo que acontece en la realidad. 

Núñez, voraz lector confeso y sin ánimo de querer ser petulante, admite, entre otras muchas, las referencias de Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño, o 1Q84, de Haruki Murakami. 

Asegura que durante la escritura, que le llevó un año y medio, nunca tuvo presente al adolescente que la leería. Pero sí se cuidó muy mucho de que no se notara que un cincuentón estaba detrás de los diálogos cuando hablaban estos jóvenes. Ha contado con la ayuda de la hija de su pareja y de sus sobrinos para empaparse de su lenguaje y también para descubrir por dónde se mueven. Ellos le descubrieron, por ejemplo, la existencia de Wattpad, un punto de encuentro virtual de escritores y lectores. «Yo pongo la oreja muchísimo. No me cuesta demasiado conectar. Los chavales de ahora no son muy distintos a nosotros, las inseguridades son las mismas», concluye y duda si será que tal vez aún no ha madurado. 

Este carrusel de estilos, elementos para la reflexión y la aventura, sensaciones y experiencias personales hace que el escritor madrileño confiese que Sociedad Lovecraft «es de lo que más orgulloso estoy de lo que he escrito». 

Solo de momento. Porque su cabeza no para. En abril sigue de coles, en junio saca Perro verde III, la serie que comparte con Alberto Díaz y ya da vueltas a otros proyectos. Aunque ahora mismo solo clama por parar. «Porque llevo un tute...».