A caballo a la montaña

A.C. / Castrobarto
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Martín Relloso Villasante lo ha apostado todo a su pasión, las rutas de turismo ecuestre monte a través, y ha creado el Club Hípico Trankoz Tranko, que tiene su base de operaciones en Castrobarto

Martín Relloso Villasante sobre su yegua Tina frente a su campo de entrenamiento en Castrobarto. - Foto: A.C.

De conducir autobuses de transporte público en Vizcaya a montar a caballo por Las Merindades. De cabrearse constantemente ante los semáforos a superar montañas. Así ha cambiado de vida Martín Relloso Villasante, quien lo ha apostado todo a su pasión, dejando atrás una buena nómina y la estabilidad que tantos ansían. Su querencia por el caballo pudo más y lo que antes era solo su afición y le ocupaba buena parte del tiempo libre, se ha convertido en su trabajo tras fundar el club hípico de montaña Trankoz Tranko, en Castrobarto.

En 2021 compró el antiguo bar de Mari Luz y Morris (Felipe), la base de operaciones y centro de recepción de quienes visitan el club, que tras un año en obras cuenta con cuadras, buenos prados para que pasten los caballos, aparcamiento, una pista de entrenamiento de Técnicas, de Rutas Ecuestres de Competición (TREC) y en el futuro también abrirá un albergue ecuestre con 14 plazas para los jinetes y cuadras o prados a disposición de sus animales.

A los 36 años compró su primer caballo, aunque monta desde que tiene «uso de razón». Entonces comenzó a viajar a lomos de estos animales. Los fines de semana venía de Vizcaya a Castrobarto y Tabliega, los pueblos de origen de sus padres. Habla de los montes como el que nombra las calles de su barrio. «Subía por el Kolitza al Valle de Mena y a Castrobarto saltando la Magdalena», describe. Cada vez que tenía oportunidad de unir días de descanso salía de viaje, normalmente con dos caballos e incluso con tres, con la dificultad que ello conlleva. Ha recorrido tres veces los Picos de Europa, ha viajado hasta Segovia desde la comarca, por Navarra, Somosierra... «Conozco toda Vizcaya como si fuera mi casa», reconoce. Ysiempre por la montaña, porque lo que le gusta es la travesía.

En sus primeros viajes iba preguntando a los paisanos. Ahora, con la cartografía digital se prepara concienzudamente durante horas las salidas, porque la planificación es vital, a su juicio. Su experiencia le ha convertido en un experto guía y también se ha formado con la Federación vasca de Hípica y la cántabra. En Trankoz Tranko quiere compartir todo su saber y su pasión por la naturaleza y el caballo con quienes deseen «salir de su zona de confort, dejar el móvil a un lado y traer una sonrisa».

Domar el pánico. Martín cuenta ahora con cinco caballos, pero este mismo mes serán siete. Sus rutas guiadas o viajes por la montaña se pueden hacer con caballos propios o con los suyos. Pero advierte que un animal de picadero no está preparado para el monte y de hecho ha visto despeñarse a uno, porque estos animales «están preparados para huir y correr ante cualquier circunstancia que no le guste».

«Los caballos corren sin mirar atrás, entran en pánico y no miran ni hacia donde van», explica. Por ello, sus animales están entrenados para superar obstáculos artificiales, como grandes ruedas que pretenden imitar los terrenos escarpados del monte. Incluso un charco puede ser un problema para un caballo y en la pista de entrenamiento cuenta con una pequeña charca que atraviesa lentamente con sus pupilos.

Durante sus travesías quiere compartir su saber con quienes le acompañen en la aventura y por ello les ofrece realizar ejercicios de orientación con mapas y brújula, talleres de nudos y herraje de socorro o incluso de creación de vivac. Yes que Martín Relloso nunca ha tirado de lujo en sus viajes, la mayor parte de las veces en solitario «para conectar con la naturaleza y con uno mismo». Es capaz de dormir a la intemperie muchas noches en su saco de vivac y pasar días a base de bocadillos sin bajar de la montaña. Pero en sus rutas guiadas de dos a cuatro días del club todo cambia y está programado para que los jinetes puedan comer en restaurantes la mayor parte de las jornadas y dormir en tiendas de campaña. También ofrece pequeñas rutas de una o más horas por el entorno de Castrobarto para quienes no tienen tanto tiempo.

Sus caballos tienen mezcla de árabe con otras razas, como español o cuarto de milla. La parte árabe les da brío y velocidad y las otras razas, el temple necesario para lidiar con la naturaleza. Quienes prueban los viajes a caballo «se llevan una experiencia única», asegura. Él está dispuesto a guiarlos en aquellas rutas que deseen hacer a su medida o les ofrece las que ya tiene diseñadas.

En ruta ecuestre por la comarca de Merindades. El Club Hípico Trankoz Tranko ha preparado su primer calendario de rutas ecuestres. Arrancará los días 8 y 9 de abril y sorteará los parajes de Ojo Guareña para llegar hasta Puentedey. El 13 y 14 de mayo llegará la Ruta Románica por el entorno de San Pantaleón de Losa y Tabliega. El 3 y 4 de junio ofrece la primera ruta extrem con travesías de hasta 40 kilómetros seguidos y mayores dificultades orográficas por el Pico del Fraile. En julio tocará el área de Ordunte y en julio cuatro jornadas, del 22 al 25, por el embalse del Ebro. En agosto viajara 4 días por Orbaneja del Castillo y en octubre habrá travesía losina.