El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, no pierde la oportunidad de reclamar al Gobierno esas infraestructuras viarias y ferroviarias estatales pendientes y ausentes en la Comunidad que permitirían desarrollar y vertebrar de una vez por todas esta dispersa y centrífuga región, pero se olvida de la copla cuando la concernida es la Junta. La cuestión es, sin duda, más criticable cuando hay de por medio promesa presidencial en la pasada campaña autonómica, después matizada y desde entonces -hablamos de febrero de 2022- olvidada. 

Vamos al lío. Este mismo mes, el mismo día en el que la N-234, una de las carreteras con más alta siniestralidad junto con la de Logroño, se cobraba una nueva vida, en Valladolid el inmisericorde rodillo parlamentario que vienen aplicando últimamente PP y Vox en las Cortes echaba por tierra -entre otras mejoras de la red viaria- una iniciativa parlamentaria de Soria Ya! para desdoblar esta carretera y convertirla en autovía. 

La disculpa, como casi siempre, es recurrente y machacona. Todos, hasta la consejera de Movilidad y Transformación Digital, María González, sabemos que la carretera es de titularidad estatal y que debería ser el Gobierno central -que lamentablemente también ha hecho oídos sordos en el Congreso- quien asumiera el proyecto y el coste, pero si recuerdan no menos estatal era el tramo de la N-120 Burgos-León. Hoy la A-231 es una magnífica y autovía, la primera de la red autonómica y por la que circulan a la vera de la ruta jacobea tres millones de vehículos al año.

Vamos a dejarnos de pretextos vanos. Sí se puede -...y se debe- convertir la N-234 en esa vía de alta capacidad prometida. Burgos y Soria necesitan con urgencia esa autovía, pero en este caso, además, señor presidente, lo prometido y después matizado sigue siendo deuda.