"La UE tiene ahora la oportunidad de actuar como una familia

Agencias
-

Llegó al Gobierno en plena crisis, con una Grecia abocada a las reformas impuestas por Bruselas, y supo sacar al país del atolladero sin ceder, peleando por los suyos. Pero Tsipras perdió la batalla hace ahora un año, cuando fue desbancado del poder

"La UE tiene ahora la oportunidad de actuar como una familia" - Foto: TOLGA AKMEN

Hace cinco años se convirtió en la gran esperanza de la izquierda por su lucha contra las políticas de austeridad exigidas por la UE, pero justo cuando Grecia se preparaba para vivir sin las ataduras de un rescate, Alexis Tsipras perdió la confianza de los helenos en las urnas.

Ahora, con Europa enfrentándose a una nueva crisis, el exprimer ministro habla de sus logros, de sus fracasos y de sus planes de crear una alianza progresista para hacer frente a la derecha ahora gobernante.

¿Cómo se sintió al perder las elecciones en julio de 2019, justo en el momento en que podía comenzar a gobernar con su propia política, sin el corsé del tercer rescate?

Lo sentí como una oportunidad perdida, no para mí o para nuestro partido (Syriza), sino para el país en sí. Asumimos las riendas de un país que estaba literalmente en bancarrota. Después de cuatro años, Grecia recuperó la senda del crecimiento, el desempleo se redujo al 18 por ciento y logramos crear una reserva de efectivos de 37.000 millones (de euros) para afrontar eventuales turbulencias internas o externas. Personalmente, no guardo rencor. Soy un servidor de mi gente y mi país. Hubiera sido feliz si el siguiente Gobierno hubiera optado por construir sobre los cimientos que colocamos. Pero no fue el caso.

¿Cuál elegiría como el mayor éxito de su mandato?

Primero, es que logramos nuestro objetivo principal, terminar de forma segura la era de los programas de rescate. No es una exageración decir que en 2015 nadie en la UE pensaba que podríamos lograrlo. En segundo lugar, estoy orgulloso de que a pesar de haber estado obligados a operar con una serie de limitaciones presupuestarias, logramos restablecer y reforzar los principales pilares del Estado de bienestar. 

¿Cuál fue su mayor fracaso?

Estábamos tan comprometidos con el proceso de cerrar el programa de rescate de forma segura, estábamos tan enfrascados en las interminables negociaciones con nuestros acreedores que a veces llegamos tarde para abordar problemas, especialmente en lo que respecta a la reducción de la carga fiscal de las pequeñas empresas y de los autónomos.

Ahora no solo Grecia sino todo el mundo sufre una nueva crisis, la del coronavirus. Vemos que Europa ahora está lista para gastar dinero para luchar contra la crisis.

Visto en retrospectiva, creo que Europa parece haber aprendido la lección. Si la forma de pensar actual hubiera sido la predominante al comienzo de la crisis de 2008, creo que Grecia, España, Italia y otros países no habrían sufrido las consecuencias de una austeridad sin precedentes que devastó a nuestro pueblo. Creo que esta es una señal de esperanza, pero tenemos muchos pasos por delante. Europa tiene ahora una oportunidad sin precedentes para actuar en conjunto, en términos de solidaridad y cooperación. Y creo que, si lo hace, daría un impulso reafirmante al ideal europeo que lleva una década en crisis por culpa del neoliberalismo.

¿Cree que Europa ha aprendido de la crisis griega?

Creo que debe haber aprendido que no se puede actuar generando divisiones. Todas las reglas que hemos acordado colectivamente deben respetarse. Pero no puedes disciplinar a los países, no puedes poner a un pueblo contra el otro y alimentar el discurso del odio, el populismo y los estereotipos. Me gusta la idea de que Europa y sus instituciones deban actuar como una familia. En una familia, se pueden escuchar docenas de opiniones, puede haber discusiones fuertes, pero en general, cuando se trata de dar un empujón, todos se ponen hombro con hombro. Porque así, si uno cae, todos lo hacen.

Durante la crisis del coronavirus, usted evitó crear un clima de tensión con el primer ministro, Kyriakos Mitstotakis...

Durante una pandemia lo único que importa es la vida humana. El Gobierno actuó temprano y estuvo en línea con la mayoría de los países europeos con respecto a las medidas de prevención que había que poner en práctica, y nosotros pusimos todo de nuestra parte reafirmando las instrucciones de los científicos y la OMS para asegurar que todos estén seguros. Creo firmemente que es una deshonra politizar el dolor y el sufrimiento de una nación, y eso es algo que nunca haría. Estoy profundamente orgulloso de los griegos que hicieron un trabajo increíble para mantenerse a salvo y siguieron las instrucciones del Gobierno, los médicos y la comunidad científica. 

En 2015 obtuvo un gran apoyo de Pablo Iglesias y de Podemos. Estar en el Gobierno le mostró que la responsabilidad del poder destruye automáticamente un montón de sueños. ¿Hay algo de su experiencia personal que quiera compartir con Iglesias?

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias son dos políticos progresistas extremadamente capaces e inteligentes, que están haciendo una buena gestión en sus objetivos comunes a la vez que trabajan productivamente dentro de sus diferencias. Nuestra lección es que el proceso político para guiar a la sociedad por un camino progresista es difícil y largo. Esto no es un esprint, es una maratón. Hay que ser consistentes y afrontar los problemas que afectan a la gente en su vida cotidiana. No se puede perder la perspectiva a largo plazo y enemistarse por argumentos menores.

Ahora está tratando de formar un gran movimiento progresista. ¿Cree que podría volver a gobernar con  Yanis Varufakis? ¿O con los socialistas o los comunistas?

La formación de un movimiento progresista y, después, de un Gobierno es algo que va más allá de la suma de los partidos de izquierda que hay actualmente en Grecia. Tenemos que trabajar para encontrar un terreno común, pero hay que tener claro que la historia y las necesidades de la gente van más rápidas que la política de los partidos. Hay cuestiones concretas que sirven a este objetivo: Justicia social, un Estado de bienestar fuerte, educación pública, derechos laborales, abordar el cambio climático, un nuevo modelo productivo para Grecia y muchas más. Estos son los cimientos de una Grecia progresista que tiene en mente todo ciudadano democrático.

Cuando asumió el Gobierno, muchos políticos de la UE veían en usted al diablo personificado. Cuando lo abandonó, el país había mejorado notablemente. Finalmente, ¿no fueron tan malas las medidas de la troika?

Déjeme decirlo de forma muy simple. Las medidas eran malas, porque la receta de la austeridad es y será siempre mala. La diferencia es que fuimos capaces de garantizar los recursos necesarios para equilibrar este efecto. Algunos hechos clave son que pudimos financiar la atención médica, el sistema de pensiones, las escuelas públicas y las universidades, restablecimos los derechos laborales y aumentamos el salario mínimo, mientras pudimos absorber los recursos europeos para apoyar nuevas inversiones. ¿Cómo lo logramos? Principalmente porque honramos los sacrificios del pueblo griego. No éramos corruptos, a diferencia de las administraciones anteriores. Fuimos sólidos en la gestión del presupuesto y teníamos un plan muy específico sobre a quién queríamos apoyar con los recursos que teníamos.