AC/DC recarga las baterías a plena potencia

Javier Herrero (EFE)
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AC/DC recarga las baterías a plena potencia - Foto: Emilio Naranjo

Cuando parecía imposible, en el escenario global más incierto y en el personal más funesto, AC/DC han vuelto a encender las baterías a plena potencia para demostrar con PWR UP, su primer álbum de material inédito en seis años, que los milagros existen, aunque a veces procedan de manos del demonio.

Críticos de medio mundo coinciden en ello ante la publicación este fin de semana de su decimoséptimo disco de estudio, un trabajo de 12 cortes compacto, sólido, energizado, probablemente de lo mejor que han hecho en este siglo, a la altura según algunos de Let There Be Rock (1977) o For Those About To Rock We Salute You (1981).

Y llega cuando más falta hacía, en este contexto de pandemia e incertidumbre necesitado de bastiones como esta banda australiana fundada en 1973 por los hermanos Malcolm y Angus Young, y con la alineación soñada, tras recuperar al vocalista Brian Johnson, el baterista Phil Rudd y el bajista Cliff Williams.

Grabado en el Warehouse Studio de Vancouver (Canadá), AC/DC ha contado como productor con Brendan O'Brien, quien estuviera previamente al servicio de otros iconos del rock como Pearl Jam y Bruce Springsteen y que para ellos mismos tomara las riendas de los previos Black Ice (2008) y Rock Or Bust (2014).

El punto de partida no podía ser peor, por una serie de hechos que se desencadenaron tras la muerte en 2017 de Malcolm Young, afectado en sus últimos años de vida por un proceso de demencia que le obligó a retirarse del grupo tras la publicación de su último LP hasta la fecha.

En plena gira de ese álbum, Johnson se vio obligado a abandonar también por problemas de audición (fue reemplazado en varias fechas por Axl Rose, de Guns N' Roses, entre las críticas y el estupor de parte de los seguidores de la banda).

Por si fuese poco, Phil Rudd fue condenado por posesión de drogas y amenazas, que le llevaron a apartarse de la música, mientras que Cliff Williams también dijo adiós por los problemas que acarreaba la banda.

Más sabe el diablo por viejo que por pellejo, debió pensar un Angus Young que, lejos de resignarse, logró reunir de nuevo a AC/DC para este disco en el que Malcolm Young aparece como coautor de todos los temas, fragmentos deslabazados en origen que el grupo terminó de conectar y de armar en lo que podría considerarse un tributo a la memoria del guitarrista.

Su sobrino, Stevie Young, es el encargado de suplir su ausencia en un trabajo que suena a AC/DC por todos los costados, puro hard-rock electrificado desde que empieza a sonar Realize, el primer corte, y los alaridos de Brian Johnson a los 73 años se hacen presentes como si nada hubiese ocurrido en todo este intervalo.