Eterna Faraona

Maricruz Sánchez (SPC)
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Lola Flores llegó a ser en vida un símbolo nacional casi con el estatus de mito, y aunque acaba de cumplirse un cuarto de siglo de su muerte a causa de un cáncer, su legado sigue incombustible, como lo fue ella

Eterna Faraona

María Dolores Flores Ruiz, Lola Flores, hace 25 años que dejó este mundo. Pero, un cuarto de siglo después de su muerte, la Faraona sigue muy presente. Ella, la jerezana que llego a ser en vida todo un emblema nacional elevado al estatus de mito, siempre supo que ocurriría así. Su carácter, su arte y su ingenio ayudaron a forjar la leyenda; sus frases lapidarias se encargaron de grabarla en la memoria colectiva con letras de oro: «Hay vídeos en los que podrán verme. Aunque yo muera seguiré viva. Seré eterna», dijo una vez.

Lola Flores falleció el 16 de mayo de 1995 en El Lerele, su chalé en La Moraleja (Madrid). La artista tenía 72 años y lleva varios luchando contra un cáncer. Su muerte ocupó telediarios, periódicos, revistas y programas radiofónicos. La capilla ardiente se abrió en el Centro Cultural de la Villa (actual Teatro Fernán Gómez) y más de 150.000 personas hicieron cola mañana, tarde y noche para presentarle sus respetos a la familia y darle un último adiós a la tonadillera. Su funeral fue retransmitido por televisión en directo y su entierro, en el cementerio de La Almudena, fue multitudinario.

Este fenómeno solo puede ser entendible con la Faraona. La misma que un día espetó sobre el escenario «perdón, pero se me ha caído un pendiente». Así empezó una de las interrupciones más conocidas de la historia televisiva española. Actuaba en un programa en directo conducido por José María Íñigo, pero en uno de sus arranques perdió una alhaja de oro. Rápidamente, el público se animó a buscarla y ella, viendo que no aparecía, decidió terminar de cantar no sin antes afirmar «ustedes me lo vais a devolver porque mi trabajito me costó», mientras pedía al presentador «Íñigo, mi pendiente no lo quiero perder». 

Y es que, Lola Flores era una mujer de armas tomar y una persona de recursos. De hecho, podría decirse que inventó el concepto de crowfunding. En 1989, la artista tuvo que declarar ante la Justicia acusada de fraude fiscal. Llegaron a pedirle 300 millones de las entonces pesetas y unos seis años de cárcel. La cantante se excusó con su habitual desparpajo: «Si una peseta diera cada español... pero no a mí, a donde tienen que darla. Quizás saldría de la deuda». Además, lamentó que una persona «que no tiene dinero» (en alusión a ella misma) pudiera sufrir tanto castigo por ese delito y añadió que no dudaría en irse a tomarse una cerveza con todos sus benefactores.