Dos años después de que se consiguieran desmantelar, las casetas y huertas ilegales instaladas entre el barrio de Capiscol y el bulevar han vuelto a levantarse tres en los últimos meses.
No han pasado desapercibidas para los cientos de paseantes que buscan caminos menos transitados ni tampoco para el Consejo de Barrio de Capiscol, que tanto luchó para que se quitaran. Lo cierto es que se está cultivando una enorme huerta, que ha sido cercada a cal y canto aprovechando una parte del muro para que nadie pueda entrar en ella. A su lado, otra caseta se ha convertido en una pequeña granja, también cercada y cercada. En su interior hay un pequeño corral con gallinas y perro incluidos y numerosos enseres viejos. Un metros más adentro, junto al viejo molino, cada vez más deteriorado, se han instalado dos casetas que sirven de alojamiento temporal a personas sin hogar.
Al parecer la Policía Local ya ha advertido a los okupas de que no pueden seguir ahí pero han hecho caso omiso. Desde el Consejo de Barrio de Capiscol también se ha dado traslado el problema al Ayuntamiento sin que se haya obtenido respuesta. «Hemos luchado mucho para que esta zona se desmantela y vemos que está igual. Ya no solo es el cultivo de la huerta, es que también hay animales», asegura María García, al tiempo que reclama que lo antes posible de adecente este entorno para evitar un efecto llamada a nuevas casetas o huertas.
La construcción del bulevar hizo visibles en 2012 una veintena de huertas y casetas ilegales en este entorno. Se había ido instalado poco a poco y habían pasado desapercibidas. Sin embargo, en ese momento la Policía Local ya instó a los ‘propietarios’ a desmantelar las instalaciones ilegales en suelo público, dado que algunas habían usurpado parte del parque de Fuentes Blancas. Se hicieron los remolones y cuatro años después el Consejo de Barrio libró una verdadera cruzada contra estos asentamientos después de que se produjera un incendio en uno de ellos. A comienzos de 2019 se consiguió desmantelar todos los cerramientos y limpiar la zona, que está pendiente de una actuación municipal. La inacción ha hecho que se esté produciendo de nuevo este fenómeno.
Los ciudadanos que ocuparon esos terrenos en su día fueron poco a poco acondicionándolos al comprobar que nadie los requería y colocaron vallas para delimitar a quien pertenecía cada parcela. Prepararon huertas donde plantaron lechugas, tomates, berzas, cebollas... Todo para consumo propio. Ahora se quiere cortar esta situación de raíz para evitar un efecto llamada. A la degradación del entorno también contribuyó la existencia de casas en ruinas, dado que en el entorno estaba previsto un desarrollo urbanístico que la crisis echó por tierra. Poco a poco los dueños de las edificaciones las han ido tirando, una vez que el área de Licencias urgió a los propietarios por el peligro de derrumbe.
Mejora del entorno. El Ayuntamiento tiene un proyecto para regenerar este tramo de Fuentes Blancas comprendido entre el bulevar y el barrio de La Ventilla. La actuación costará 216.000 euros y un plazo de ejecución de seis meses. El objetivo con la intervención es que conserve sus valores ecológicos pero garantizando la seguridad de los usuarios. El mal estado del arbolado, compuesto por chopos de más de 45 años, que han superando ampliamente su ciclo de vida y presentan pudriciones internas e inclinaciones y roturas de copas o ramas de gran tamaño generando riesgos que es necesario evitar. El proyecto contempla la tala de 300 árboles a los que se suman otros 55 que se cortaron hace unos meses tras un vendaval pero se repondrán con especies autóctonas.