San Juan no acogerá otro museo que el Marceliano Santa María

R.P.B.
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El alcalde descarta destinar espacio alguno a museo de arte contemporáneo, como proponía su antecesor, y convocará en breve al Patronato, que no se reúne desde su creación

Operarios trasladando los cuadros ya embalados de Marceliano Santa María. - Foto: Alberto Rodrigo

El único museo que acogerá el Monasterio de San Juan una vez concluyan sus obras de rehabilitación volverá a ser el Marceliano Santa María. Aquella idea del exalcalde Lacalle de crear una muestra permanente de arte contemporáneo burgalés con los fondos municipales no se hará realidad. "Era sencillamente surrealista", explica el actual regidor, Daniel de la Rosa. La decisión no sólo viene avalada por el informe realizado por un técnico de Cultura que lo desaconsejaba (o más bien lo consideraba sin sentido ni posibilidades reales), sino también porque, apostilla el alcalde, la rehabilitación del cenobio "no va a crear espacios nuevos".

 

De la Rosa se compromete a destinar una partida dentro del presupuesto municipal para mejorar la accesibilidad, adecentar las estancias del museo, desarrollar un programa museístico más digno y articular el resto de las estancias para que dotarlas de una mayor actividad. "Tenemos gente en el IMC trabajando ya en ello", afirma. Asimismo, el alcalde, que ya ha contactado con familiares del gran pintor burgalés, ha anunciado que convocará en las próximas semanas al Patronato del Museo Marceliano Santa María (cuya primera reunión fue también la última). "Voy a ser transparente respecto a todo. Respecto al fin de obra -que no concluirá hasta junio, posiblemente- y respecto al futuro del museo, que será, como no puede ser de otra manera, exclusivamente de Marceliano Santa María. Pero un museo mejorado, dignificado, con el mejor cuidado, siguiendo las directrices del Museo del Prado", avanza el regidor.


Aunque se haya descartado la idea de crear un museo de arte contemporáneo con los fondos municipales, esto no significa que estos vayan a continuar desperdigados. Según señala Daniel de la Rosa, se está realizando un inventario de todas las obras que son propiedad del Ayuntamiento con la intención de ofrecérselas al Museo de Burgos, que podría exponerlas una vez se haya llevado a cabo su ampliación. "Quiero reunirme con su directora, Marta Negro, para valorar con ella cómo coordinarnos, cómo colaborar con el Museo; una de las maneras podría ser cediendo obra de titularidad municipal que pudiera dotar de un mayor contenido a la ampliación del centro. Así pondríamos en valor el patrimonio artístico que poseemos".

 
Un escándalo. Según ha reconocido a este periódico Daniel de la Rosa, cuando el Museo del Prado, titular de buena parte de las obras del Marceliano Santa María, tuvo conocimiento "de la manera en la que habían sido guardadas las obras mientras se rehabilita San Juan, se mostró escandalizado. No es que los cuadros estuvieran tirados, pero sí arrumbados de cualquier forma en una esquina", indica el edil. Fuentes de la pinacoteca madrileña han confirmado a este periódico ese punto y que desde el servicio de conservación se dieron las instrucciones necesarias para que el fondo pictórico se conservara dignamente hasta el final de las obras del edificio.


Quienes llevan meses sufriendo por la cuestión de las obras de San Juan y de la incertudumbre del museo son los herederos del pintor burgalés. El proyecto de crear en este espacio un museo de arte contemporáneo les ofendía profundamente, toda vez que iba radicalmente en contra de los estatutos que dieron origen al Museo Marceliano Santa María; para la familia del artista, arrinconar la obra del pintor hubiese sido una suerte de humillación, un caso claro de desdoro, toda vez que defienden a capa y espada que ningún otro artista se merece un centro expostivo monográfico por ser el artista burgalés más galardonado y con la obra más extensa y reconocida.


Cuando murió en Madrid en 1952, a los 86 años, Marceliano Santa María ya era reconocido como el pintor de Castilla. En su vasta obra abordó todos los géneros: temas históricos, religiosos, costumbristas, decorativos, literarios... Pero fue sin duda el espíritu y el alma de su tierra, sus gentes y  paisajes, lo que mejor representó Santa María. De alguna forma, los murales de juventud de su casa de la calle Nuño Rasura que aún se conservan resumen la eternidad del artista burgalés. 


Nacido en la calle Calera de Burgos en 1866, siendo apenas un niño demostró interés por la pintura, arte para la que exhibía un talento natural; contra la opinión de su padre, cursó estudios en la Academia de Dibujo del Consulado del Mar. No se equivocó. El tiempo acabaría dándole la razón. A caballo entre dos siglos, una época de cambios y transformaciones en todos los ámbitos, acabaría siendo uno de los máximos exponentes de ese tránsito junto a artistas de la talla de Sorolla o Mir. Con 19 años se instaló en Madrid y, más tarde, en Roma, donde continuó con su formación hasta consolidar su estilo. A su regreso y con sólo 26 años pintó la que será una de sus más grandes obras: ‘El triunfo de la Santa Cruz’, un óleo de grandes dimensiones sobre la gesta del burgalés Alvar Núñez durante la famosa batalla de las Navas de Tolosa por el que obtendría la Medalla Única en la Exposición Internacional de Chicago en 1892. Pero serán sus escenas costumbristas de Castilla las que obsesionarán al pintor. Él supo, como nadie, captar la esencia de esa tierra de cereal y ganado, de sus gentes adustas y trabajadoras, de sus perfiles abiertos y, sobre todo, de su luz. Nadie supo, como él, pintar la luz de Castilla.