El botellón en Miranda escapa a zonas más apartadas

Ó.C.
-

Los jóvenes buscan lugares de poco tránsito para disfrutar de esta alternativa de ocio. El Ayuntamiento pide a los responsables del antiguo suelo de Rottneros que controle este espacio para evitar reuniones

Localización de las zonas de botellón más conocidas en Miranda. - Foto: Elaboración: Carlos García InfoSPC

El coronavirus ha cambiado todo. Las limitaciones mandan y el ocio nocturno queda casi en el recuerdo. Sin embargo, al igual que el agua siempre encuentra el camino para seguir hacia delante, los jóvenes también hallan la forma de divertirse. Por este motivo, las zonas en las que imperaba el botellón durante los fines de semana ahora han variado, porque los grupos buscan rincones apartados para escapar de la presión policial, que se ha acentuado con el estado de alarma y las medidas que limitan las concentraciones. Por eso, puntos como las riberas del Ebro más visibles, han quedado libres, ya que además por horario las celebraciones se hacen a plena luz del día. 

El concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Miranda, Pablo Gómez, remarca que «la Policía Local hace su trabajo y hay determinados espacios en los que durante años se ha repetido el botellón y que se vigilan» y aunque asume que «no podemos estar en todos los sitios», recuerda que «hay que tener en cuenta que respetar las medidas también es una responsabilidad ciudadana». En cualquier caso, el representante municipal reitera que el «consumo de alcohol en la vía pública está prohibido», más allá de las medidas para la prevención de la covid. 

Gómez no hace una referencia expresa de lo que ha sucedido en Torre de Miranda, un punto céntrico en el que los vecinos soportaban esta práctica, pero los problemas han desaparecido, o se han trasladado, como a los terrenos abandonados de la antigua papelera. En este suelo industrial, el 27 de marzo entre la Policía Nacional y Local disolvieron una gran fiesta de la que muchos jóvenes escaparon, pero los agentes lograron identificar a quince personas, a las que sancionaron por incumplir las medidas impuestas por la Junta. Incluso algunas de ellas procedían de otras comunidades y habían saltado el confinamiento perimetral.

Respecto a este punto, el concejal alerta del peligro que supone esta zona abandonada, «más si se asocia al consumo de alcohol», y por eso el Ayuntamiento ha contactado con los administradores concursales que gestionan los antiguos terrenos de Rottneros para que controlen que nadie entre en estas instalaciones sin uso en las que los jóvenes han encontrado un refugio, por ser además un espacio apartado con muchas escapatorias y al que se puede acceder sin ningún tipo de impedimento.

El departamento de Urbanismo ha sido el encargado de mandar la misiva para que asuman su responsabilidad dado «el riesgo que puede haber en esta zona», repite la concejala, Soraya Solórzano, que reconoce que «otras veces cuando hemos solicitado otras intervenciones nos han señalado que como administradores concursales su obligación es gestionar de la mejor manera posible sus activos y nos han venido a decir que no tienen capacidad para atender este tipo de cuestiones».

Este punto caliente en Miranda ha ganado relevancia, pero tiene en común con otros que está cerca de las riberas del Ebro. Esta característica también coincide en otras zonas en las que resulta común ver a jóvenes a plena luz del día consumiendo alcohol, como en el entorno del cementerio viejo o en el camino a Cabriana, un nuevo escondite en el que hay restos visibles de botellas y vasos de plástico.

Más allá de rincones nuevos como este, hay otros tradicionales que ya están apartados, como La Arboleda o La Picota, donde, como apunta el concejal de Policía, «hemos tenido problemas de vandalismo» vinculados al botellón. El campo de concentración también ha sufrido la misma suerte y junto a los restos que quedan, los jóvenes acuden a beber y el Ayuntamiento incluso ha llegado a plantearse la colocación de cámaras.

Además, el anfiteatro junto al barrio de Anduva o las riberas del Bayas han ganado relevancia, aunque todo espacio recóndito parece bueno en estos tiempos de coronavirus para mantener el botellón.