Si los funerales ya estaban siendo obligatoriamente íntimos y reservados con la restricción a 10 personas de los familiares y allegados que podían acompañar al difunto, a partir de ahora van a ser todavía más tristes, pues la limitación del séquito se reduce drásticamente, en concreto a tres parientes o amigos, según el nuevo bando del Ayuntamiento. Además, el nuevo mandato municipal obliga a facilitar con anterioridad al cementerio municipal los datos de los tres asistentes al sepelio, esto es nombre, apellidos y DNI. Siguen prohibidos todos los velatorios, tanto en instalaciones públicas como privadas, y se pospondrá la celebración de cultos religiosos o ceremonias civiles fúnebres hasta la finalización del estado de alarma.

La orden también establece que en el caso de fallecidos por Covid-19 no se podrán realizar prácticas de tanatoestética, intervenciones de tanatopraxia ni intervenciones por motivos religiosos que impliquen procedimientos invasivos en el cadáver. Estas medidas se han adoptado por las dificultades para aplicar las normas de contención y distanciamiento para limitar la propagación del virus, así como para garantizar la protección de los usuarios y personal de las funerarias.

Asimismo, el área de Sanidad amplía la franja horaria para las inhumaciones de cadáveres en el cementerio: por la mañana de 10 a 13 horas y por la tarde de 16 a 18 horas. Las inhumaciones de cenizas se realizarán a las 16 horas. En el supuesto de que nadie lo solicite con, al menos, 24 horas de antelación, esa franja se dedicará también a la inhumación de cadáveres.

(Más información, en 40 páginas en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos)