Miranda ha invertido en las dos últimas décadas varios cientos de miles de euros en adquirir en diferentes fases el edificio de la iglesia San Juan, convertido en viviendas tras perder su uso religioso, con la idea de poner en valor esta joya patrimonial. La compra se inició durante los primeros mandatos de Fernando Campo y se ha ido completando en los sucesivos.
Sin embargo, el proyecto se ha estancado por no disponer la administración local del dinero para acometer la profunda rehabilitación que necesita el inmueble. El reciente nombramiento de un asesor cultural lo ha vuelto a poner sobre la mesa aunque a medio plazo, ya que entre las funciones de este nuevo cargo estará el desarrollo de proyectos para concurrir a las convocatorias de subvenciones europeas.
Ahora es la asociación Amigos del Castillo la que ha decidido dar un paso más al iniciar una intensa labor de documentación, recopilando todos los datos y fotografías posibles y actualizando aquellos que ya están desfasados. Este trabajo ha puesto de manifiesto la importancia que en su momento tuvo esta iglesia en el desarrollo de Miranda ya que era lugar frecuente de reunión para la toma de decisiones administrativas y en la casa contigua parece que funcionó el concejo. Su protagonismo se fue apagando cuando tuvo que competir con la parroquia de Santa María.
Dentro del plan para recuperar el templo, que ya ha sido trasladado al equipo de gobierno, es indispensable comprobar el estado de conservación del interior, para lo que han solicitado al Ayuntamiento poder acceder al mismo. También se ha pedido información a las diócesis de Burgos y Calahorra, ya que en virtud de un acuerdo de la época en la que se construyó (siglo XIII) todas las iglesias del municipio pertenecían alternamente a ambos obispados.
Durante la Guerra de la Independencia, la iglesia de San Juan fue utilizada para acuartelamiento de las tropas francesas y su patrimonio fue expoliado. Poco después el edificio dejó de utilizarse para el culto y pasó a manos particulares, de las que poco a poco el Ayuntamiento ha ido recuperándola. De estilo gótico primitivo, el edificio tiene planta rectangular de grandes dimensiones con cabecera recta, aunque una de las características distintivas son los "dragones en las bóvedas", asegura Marcos Nieto, una de las personas más implicadas en el proyecto de recuperación. Este historiador aficionado explica que esa decoración es un recurso presente solo en el arte hispano y "con mucha incidencia en la provincia de Burgos".
El objetivo del grupo que está llevando a cabo la tarea de documentación es que la misma impulse la búsqueda de fondos que permitan la rehabilitación. Son conscientes de que es una inversión que no puede acometer el Ayuntamiento en solitario y por eso creen que el primer paso para lograr subvenciones de otras administraciones, como llegaron en su momento para el Castillo, es disponer de un proyecto bien elaborado y completo para presentar.