Las obras de reformas viven este otoño un auge

G.Arce
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La rehabilitación y el equipamiento de la vivienda, especialmente en el alfoz y zonas rurales, está impulsando proyectos a los que mueve la urgencia de los confinamientos

Las obras de reformas viven este otoño un auge - Foto: Luis López Araico

Las empresas vinculadas a la rehabilitación, la reforma, los oficios de la construcción y el equipamiento de la vivienda, así como los despachos de diseño y decoración, están viviendo unas últimas semanas máxima actividad acuciadas por el aluvión de proyectos surgidos al calor de la pandemia. Las pequeñas obras de mejora se reparten por toda la geografía provincial, especialmente en la capital y también el alfoz, y todas se caracterizan por la urgencia solicitada en su ejecución ante el temor de los propietarios a nuevos confinamientos y posibles parones en la actividad.

Las empresas beneficiarias coinciden en que viven una situación «algo artificial» y en que «se encuentran desbordados» al confluir varias circunstancias nunca vistas hasta ahora en su actividad. Por un lado, muchos de los proyectos que están realizando en julio, agosto, septiembre y octubre vienen de la inercia del parón que sufrieron en los meses de marzo y abril, mayo y mitad de junio, en los que solo pudieron trabajar -y poco- en espacios en los que no convivían con inquilinos (locales, bajos, viviendas unifamiliares o zonas exentas).

A ello se ha sumado otra demanda de actuaciones que está floreciendo al calor de una mayor capacidad de inversión de las familias para afrontar estas reformas, fruto de la ausencia de gasto durante los meses obligados de confinamiento y también durante unas vacaciones con menos desplazamientos y dispendios. «Los presupuestos que nos piden no se demoran, se ejecutan rápido, con prisa y urgencia, se busca una inmediatez, creemos que impulsada por el miedo a la incertidumbre».

Hay un tercer factor, explica el presidente de la Asociación Empresarial de Profesionales de Reformas y Rehabilitaciones de Burgos (Aerbur), Vicente García, que es el que la gente «se ha visto obligada a habitar sus viviendas y ha visto sus carencias y sus posibilidades de mejora para hacerlas más confortables ante la previsión de nuevos confinamientos o ante la perspectiva de meses de teletrabajo».

Este último fenómeno, el de la búsqueda de confort, es más acusado si cabe en el alfoz, donde conviven primeras y segundas residencias, y donde han proliferado obras de ampliación como la construcción de porches en zonas de jardín, el cambio de cocinas, la adecuación de habitaciones o la habilitación de los áticos que hasta ahora estaban diáfanos o de los sótanos, añadiendo a todo ello el cambio y la renovación de mobiliario.

 

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