El autoconsumo solar despega en una treintena de empresas

G. Arce
-

La instalación de kilovatios sobre cubierta irrumpe en los polígonos industriales. Varias multinacionales ya barajan proyectos de envergadura para consumir, vender y reducir al máximo sus costes energéticos

Instalación de Suministros Gómez Gil en Villalonquejar, que duplicará su potencia hasta alcanzar los 42 kW - Foto: Alberto Rodrigo

La energía fotovoltaica para autoconsumo y venta a red vive un despegue sin precedentes entre industrias y particulares en Burgos al calor de los cambios legislativos aprobados en los últimos meses, que han enterrado el polémico ‘impuesto al sol’ implantado en 2012 y han situado a España en similares condiciones que otros socios europeos líderes en esta energía renovable. De entrada, una treintena de pequeñas y medianas empresas ubicadas en los polígonos de Burgos han apostado en los últimos meses o lo van a hacer en breve por la instalación de paneles solares en las cubiertas de sus naves. Incluso las grandes multinacionales locales tienen en estudio importantes proyectos que pronto verán la lu z. El objetivo: reducir al máximo la factura energética y reforzar la imagen corporativa de producción medioambientalmente sostenible. Las previsiones del sector son de un fuerte crecimiento en los próximos dos años. La derogación del ‘impuesto al sol’ con el Real Decreto ley 15/2018, vigente desde octubre del pasado año, al que se ha sumado en abril el Real Decreto 244/2019 de Autoconsumo ha reactivado dos ámbitos que llevaban 7 años dormidos: el de los grandes parques fotovoltaicos para venta de energía a precio de mercado y el de las instalaciones de autoconsumo para empresas y particulares. Entre los primeros se está generado una demanda extraordinaria de megavatios (MW) -en Burgos hay más de un millar solicitados- aunque la capacidad actual de la red eléctrica hace inviables muchos de los proyectos planteados, que rondan los 50 MW, aunque pueden llegar a superar los 200 MW e incluso llegar a los 400 MW instalados, una potencia similar a la que tenía la central nuclear de Santa María de Garoña y que requiere de muchas hectáreas para colocar los paneles. Un ejemplo de este desembarco es el parque solar de 170 hectáreas que se proyecta en el municipio de Oquillas, en la Ribera del Duero, y que supondrá una inversión de más de 40 millones. "Detrás de estos proyectos están fondos de inversión extranjeros como promotores o futuros compradores de estas instalaciones", explica Ismael Martín, empresario del sector e integrante de la asociación Cylsolar, el cluster de energías renovables que reúne a 60 empresas e instituciones vinculadas a este negocio, entre fabricantes, distribuidores, ingenierías, instaladores, productores, agencias de la energía, centros tecnológicos y universidades. Hay un segundo escalón de instalaciones fotovoltaicas enfocadas a la venta a red menos ambiciosas y que alcanzan el tope de 10 MW instalados. Son promovidas por empresas o grupos de inversores particulares. Su virtud: tienen más fácil encaje en la red eléctrica actual. Iberdrola, Endesa o Viesgo están gestionando muchas solicitudes con estas magnitudes. AUTOCONSUMO La batería de reales decretos ha liberalizado el sector y ha abierto la veda de un segundo negocio, otrora muy castigado: el autoconsumo. La potencia instalada en este ámbito en Burgos es aún baja pero el número de instalaciones solicitadas se ha disparado en los últimos meses y se espera que esta tendencia sea la constante para los próximos años. "La legislación es permisiva y deja hacer, todo lo contrario a lo que había hasta ahora", resume Martín. Dentro del autoconsumo hay dos grandes ámbitos: las instalaciones con excedente de energía y las que no. Si hay excedente, éste se puede vender a precio de mercado o, como novedad, se puede compensar con los consumos futuros de una industria o un hogar, alternativa muy atractiva para reducir uno de los principales costes de las empresas y, además, el más sujeto a los vaivenes del mercado. "Se ha dado el caso de pequeños talleres en Villalonquéjar que trabajan de lunes a sábado. Es decir, que no consumen 52 domingos al año, más los festivos y las vacaciones, pero que producen una energía cuya venta se puede compensar con los consumos propios de cada mes, lo que es una fórmula muy interesante, pues supone generar una bolsa de kilovatios. Actualmente, hay una treintena de empresas con instalaciones fotovoltaicas o en proceso de instalación, que pueden llegar a sumar los 2.000 kW. "Era un mercado latente en los últimos años que ha despertado en los últimos meses". Una instalación de hasta 100 kW supone una inversión entre 80.000-90.000 euros, aunque depende del tipo de cubierta y de instalación. "En 2010 hablábamos de 500.000 euros...", por lo que los costes han bajado significativamente. Son proyectos a 30 años vista, que se amortizan los 7 u 8 primeros años. En 2018 se instalaron en España nuevos sistemas fotovoltaicos con una capacidad de 261,7 MW, según datos la Unión Española Fotovoltaica (UNEF). Es decir, casi el doble que en el ejercicio anterior, cuando se alcanzaron los 135 MW. El centro y sur peninsular, ricos en luz solar, atraen la mayoría de los emplazamientos, aunque el norte también se está beneficiando. PERMISOS Los datos facilitados por la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León confirman este despegue en Burgos: en 2018 se tramitaron (y están ya finalizadas) 5 instalaciones de autoconsumo con un total de 242 kW. De ellas solo una, de 92 kW de potencia instalada, fue con vertido a red de excedentes y las otras 4 fueron de autoconsumo sin excedentes. La tendencia se confirma en los cinco primeros meses del año, en los que se han tramitado y están finalizadas 11 instalaciones de autoconsumo con un total de 504 kW, de esas 2 instalaciones son de autoconsumo con excedentes (una de 25 kW y la otra de 20 kW ) y las 9 restantes son fotovoltaicas de autoconsumo sin excedentes. Las instalaciones de 15 kW o menos, destinadas a consumo domestico o comercios o talleres, han aliviado su tramitación administrativa, lo que antes se percibía como una barrera. Ahora solo necesitan proyecto de instalación eléctrica y boletín eléctrico, pero ya no hace falta el visto bueno de la compañía suministradora. Es una instalación de en torno a los 4.000-6.000 euros para los 3-5 kW. "La ventaja ahora es que se puede compensar los excedentes de consumo en la factura mensual y no ‘regalamos’ la energía extra que generamos".