La edad media de los profesores fijos crece de 51 a 55 años desde 2012

B.G.R. / Burgos
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Tasa de reposición. Las restricciones para convocar plazas de titulares y catedráticos envejecen la plantilla de funcionarios, que se compensa con la juventud de quienes tienen contratos inestables

La tasa de reposición impuesta por el Gobierno central ha hecho mella en la plantilla fija docente de la Universidad de Burgos. Desde que entrara en vigor en 2012, la institución académica local solo ha podido convocar cinco plazas de funcionarios, ligadas al 10% de las jubilaciones durante los tres primeros ejercicios (2012, 2013 y 2014) y al 50% el pasado 2015. Esto se ha traducido en un envejecimiento del profesorado de las más altas categorías académicas, tanto titulares como catedráticos, cuya edad media se sitúa en 54,8 años frente a los 50,3 que tenía en 2008.
Lo llamativo de esta evolución se encuentra en los últimos cuatro años. El vicerrector de Profesorado, Alfredo Bol, explica que entre 2012 y 2015 la edad media ha crecido en 3,6 años (de 51,2 a los 54,8), mientras que de 2008 a 2012, cuando no había restricciones en las plantillas, se incrementó en solo 0,9 años al poderse convocar hasta 42 plazas de funcionarios. «Durante ese tiempo la UBU tuvo en marcha un plan de jubilaciones anticipadas y con los recursos que se liberaban de ellas se pudo contratar a personal más joven e incorporar a titulares y catedráticos que también eran jóvenes», explica el responsable académico.
Ese rejuvenecimiento del personal docente se paró sin embargo en 2012, comenzando a producirse el efecto contrario. Por el momento, Bol asegura que la situación de la UBU en cuanto a renovación de plantilla «no es grave» en comparación con otras universidades de España donde, como es el caso de la Salamanca, se superan los 60 años de edad media. La diferencia es mucho más acentuada si se tiene en cuenta la radiografía del personal docente de otras instituciones académicas europeas, donde un profesor puede llegar a ser catedrático 15 años antes que en España. «No suelen tener más de 40 años y en nuestro país el sistema prácticamente lo imposibilita», manifiesta.
 
Descompensación. En cualquier caso y más que por la edad, lo que preocupa a la UBU es la composición de su plantilla. Bol asegura que se «está al borde» de contar con una plantilla en la que el personal estable, bien sean funcionarios o contratados con dedicación completa, es inferior a la mitad del total, lo que «legalmente está prohibido por la Ley Orgánica de Universidades». Así, el primer grupo está formado por 387 profesionales (entre catedráticos, titulares y contratados doctores -indefinidos-), frente a los 377 que se reparten en otras categorías con contratos de duración determinada (4 años) y a tiempo completo como los ayudantes, los ayudantes doctores, y los asociados, estos últimos temporales y en ocasiones a tiempo parcial. «Es algo completamente inadecuado para el trabajo científico tener a tantos profesores en una situación muy precaria», afirma el vicerrector. 
Son, precisamente, estas últimas categorías docentes las que hacen bajar la edad media del conjunto del profesorado hasta los 48,7 años, 2,3 años más que en 2008. De ahí que, en términos generales, la Universidad de Burgos tenga una plantilla joven en la que, sin embargo, aumenta «de forma relevante» la precariedad del empleo. De hecho, esa falta de estabilidad ha provocado, según reconoce el responsable académico, la marcha de profesores «brillantes» a otras universidades donde les ofrecen mejores condiciones y perspectivas de futuro. 
Bol considera importante rebajar la edad media actual de los profesores funcionarios para encontrar un «equilibrio». «Es más acertado contar con un número superior de jóvenes que el actual porque son los que tienen mayor capacidad de innovación y atracción de proyectos, mientras que los más maduros son más productivos y es la combinación de los dos elementos lo que hace que funcione la investigación», señala.
Otro aspecto sobre lo que el vicerrector de la UBU llama la atención es el adelgazamiento de la pirámide en la parte más baja de la plantilla, la que corresponde a los ayudantes, que ha pasado de 20 en 2008 a 10 en 2015, «porque de nada sirve contar con profesores senior muy experimentados si estos no pueden dar el relevo generacional a los que se van incorporando a la institución académica». 
De continuar con esta situación, vaticina que dentro de cinco años se podría contar con una estructura de plantilla «completamente inadecuada» y, además, «envejecida». Por ello, ve necesario la eliminación de la tasa de reposición, que en 2016 se ha establecido en el 100%, lo que supondrá poder convocar 10 plazas por las 10 jubilaciones previstas. Pero además, considera determinante un gran pacto de Estado por la educación y la ciencia. Como solución más urgente, el responsable académico avanza que deberían convocarse en un plazo de tiempo de cinco o seis años al menos 40 plazas de profesores titulares y 30 de catedráticos.