"Al poco de tener síntomas, mi casero me dijo que me fuera"

ADRIÁN DEL CAMPO
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La historia de Samuel Leonardo Rojas nunca ha sido fácil, ahora se ha quedado sin trabajo por la pandemia y sin derecho a ayudas públicas

Samuel Leonardo Rojas (con sombrero en la foto), junto a su compañero pianista. - Foto: DB

La historia de Samuel Leonardo Rojas (con sombrero en la foto) no es fácil. Tras 12 años en España, este cantante colombiano se fue, hace 8, a cantar en Londres. Era una actuación puntual, pero cuando quiso regresar al país de Cervantes, no pudo hacerlo. Se encontraba inmerso en la renovación de sus papeles y un malentendido le hizo volar sin la documentación. "Cuando quise entrar, las puertas estaban cerradas para mí. No aparecía en el sistema, me devolvieron a Londres, en Londres me dieron un mes para desocupar el país y me volví Colombia con las manos vacías", recuerda.

Desde aquel momento no dejó de intentar regresar a España. Su vida estaba aquí, aquí tenía a sus dos hijos y todavía le pesa haberlos tenido que dejar cuando eran demasiado jóvenes. Al final, tras casi cinco años, Samuel Leonardo logró regresar a España, eso sí, como turista. "Por la desesperación me vine antes de tiempo", reconoce. Sigue sin entrarle en la cabeza cómo con doce años cotizados en España se encontró tantas trabas.

Una vez en la península ibérica, este colombiano se fue a Córdoba para intentar arreglar los papeles a través de sus hijos, pero no fue posible. Tampoco quería ser una carga y se mudó a la ciudad donde vivían algunos amigos. Desde hace ocho meses reside en Aranda y no puede estar más contento: "Para mí ha sido un cielo pequeño, aquí me han acogido muy bien. Cuando llegué ya empecé a cantar en algunos pueblos, los fines de semana casi siempre trabajamos aquí o en Madrid...". Pero esa buena racha se frenó con la llegada de la pandemia, justo cuando estaba a punto de cumplir los tres años en España para poder solicitar los papeles por la ley de Arraigo. "Los conciertos se han ido a cero y no puedo trabajar en ningún lugar al no tener los papeles", afirma.

Los problemas para Leonardo empezaron antes de la alerta sanitaria. Él fue uno de los afectados por el vandalismo que sufrió la ciudad hace meses. "Dejé mi coche en un colegio, me llaman a la una de la mañana y me dicen, oiga, que su coche está en llamas. Me dejaron sin nada. No lo tenía asegurado a todo riesgo y no me reconocieron un peso, luego se vino el coronavirus y ahí se juntó todo, me quedé sin un peso, sin posibilidad de empezar...", lamenta, ya que el vehículo era su medio de vida, la forma de desplazarse a los diferentes bolos que le iban saliendo. Sin embargo, eso no fue todo, la situación se agravó cuando se decretó el estado de alarma. A los pocos días, Leonardo empezó a tener síntomas de la COVID-19. Él habla de "una gripe muy fuerte" que le llevó a llamar al teléfono habilitado, pero el colapso hizo que no tuviera respuesta y le llevó a tener que presentarse en el hospital, de ahí le mandaron a su casa, a que se aislara.

Entonces comenzaron "unos días muy tensos". Leonardo compartía vivienda con su casero, al que tenía alquilada una habitación. "Él tenía mucho miedo. Me decía: tienes que irte. Esa misma semana ya no tenía síntomas y me dice que me fuera. Yo le decía, pero señor, a dónde, no se puede ir ni a la tienda, cómo voy a coger una maleta para salir de su casa". Leonardo "no lo soportaba más" y hace 20 días logró cambiarse de piso.

En estos meses, su peor recuerdo ha sido la convivencia con alguien que lo quería fuera, aunque también ha tenido que aceptar su nueva situación. Por primera vez en su vida ha tenido que acudir a Cáritas, lo que le dio "vergüenza", pero hoy celebra lo bien que le han acogido. A sus 62 años y a pesar de todo, mira al futuro con ganas y ya piensa en nuevos proyectos profesionales.