Rosalía Santaolalla

Sin entrar en detalles

Rosalía Santaolalla


Señoras que

18/11/2021

Cuando mi vástaga quiere faltarme, cosa que sucede con más frecuencia de la que me gustaría, me suelta un «ok, boomer» sacado, supongo, de algún tiktoker de los que sigue, porque Twitter le pilla a desmano y Facebook le huele a cerrado, como a toda centennial que se precie. Y lo sigue haciendo a pesar de los muchos esfuerzos que hago en explicarle que servidora suspiraba por el Ethan Hawke de Antes del amanecer (más que por el de Reality Bites, que me parecía un poco capullo) y eso me convierte en una 'Generación X' de libro. No es que cada hornada esté predestinada a no entenderse con la anterior y la posterior, lo que pasa es que nos da vidilla este jueguecito que nos traemos: un día estás llamando carroza a tu padre y al día siguiente eres tú la viejuna de alguien. Aviso: a todos, más pronto de lo que nos gustaría, nos llega el día en que un chaval te grita desde una cancha eso de «Oiga, señora (o señor), ¿nos puede devolver el balón, que se nos ha escapado?». Como una puñalada, pero de usted. Qué bien educados están estos muchachos.
Eso sí, de (más) mayor reivindicaré lo de ser señora. No como la de la canción de Serrat, ni la de la Jurado, sino como las señoras que hacen cosas. Las señoras que van al cine el día del espectador. Las de risa contagiosa que llenan las cafeterías a las seis y media de la tarde. Las que quedan para ir a andar, van a los clubes de lectura, a catas de vino, a voluntariado, al teatro, las que viajan, solas o acompañadas. Las que escucharon discos dedicados en la radio en su adolescencia y ahora mandan por WhatsApp a sus nietas canciones que antes han escuchado en Spotify. Señoras a las que les da igual el cachondeíto que algunos se traen con lo que hacen las señoras, porque, a estas alturas, esas señoras se han ganado el derecho a hacer lo que les da la gana.