Las emociones son guerreras

A.S.R.
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La danza de Zuriñe Benavente y la música en directo de Ignacio Monterrubio trazan un viaje poético y reivindicativo en 'Mientras llueva', que representan esta tarde en Cultural Cordón

El músico y compositor mirandés Ignacio Monterrubio y la bailarina donostiarra Zuriñe Benavente comparten escenario en ‘Mientras llueva’. - Foto: Jesús Robisco

La lluvia cae. Ahora, hace veinte años, y cien, y quinientos... Y lo mismo que da vida, cala sueños, desbarata luchas, embarra valores. Mientras llueva, el espectáculo que Altraste Danza escenifica este sábado en Cultural Cordón (19.30 h., 12 euros), chapotea en esas gotas, que unas veces son juguetonas, otras dañinas y siempre testigo de una sociedad que parece no espabilar, ahí arañando derechos, un paso adelante, otro atrás. Este ambiente envuelve la pieza creada por la bailarina donostiarra Zuriñe Benavente y el músico mirandés Ignacio Monterrubio, que buscan la complicidad del público aunque en esta ocasión no se suba con ellos al escenario. 

Esa magia y esa intimidad siempre están en el trabajo de esta pareja. También en esta producción en la que se baila, se canta, se toca el piano, se proyectan audiovisuales, se recita texto... Y que transita por sensaciones y sentimientos que Benavente prefiere no explicar para no condicionar al espectador, aunque sí da pistas de quienes los han acompañado en el proceso de creación, con sus textos, su música o su ejemplo. Han chapoteado con Mariana Pineda, ese mito popular abanderado de la libertad, que proyectó García Lorca con su obra, los sueños de Martín Luther King o las notas de Manuel de Falla. 

«Todo se muestra de una manera abstracta. Es una pieza contemporánea y cada uno tiene que vivir su propio viaje y hacerlo desde su lugar, desde lo que siente, lo que ve...», sostiene la bailarina. «La obra juega con el pasado, lo traemos al presente y aquí vemos que hay que seguir en la misma pelea y en muchas más porque, aunque vivimos en una sociedad avanzada, nos damos cuenta de que hay muchas metas por las que vale la pena luchar», agrega Monterrubio como una reflexión más que ha avivado Mientras llueva. 

Hay luchas a lo grande. Y hay luchas a lo pequeño. Las que cada uno emprende. La de Zuriñe Benavente vestía tutú y zapatillas de punta, aunque se ríe al recordar que lo suyo de pequeña eran las artes marciales. Tarde, ya en primero de Bachillerato, sintió la revelación de la danza. Se trasladó a Vitoria a estudiar Clásico. Pronto se sintió desubicada. Y lo dejó. Pero la Escuela Profesional de Burgos se puso en su camino y se convirtió en su mejor aliada. «Fue un antes y un después. Allí descubrí que servía para la danza, que lo mío eran las artes escénicas, conecté de nuevo, conocí a profesores que presentaban distintas perspectivas de este arte y me abrían un mundo del que quería formar parte». Tras dos cursos, sintió que había llegado su momento y tenía que echar a volar. Con una beca llegó a Bruselas. Se enamoró definitivamente de su profesión. Había encontrado, por fin, su lugar. «Creo que todo el mundo tiene el suyo». 

En ese camino ya enderezado ha recogido premios, colaborado con otras compañías, lidera el proyecto de formación de públicos Danzalava, sigue creando y estrenará en primavera una nueva producción, Y si ella sonríe, con el actor Txubio Fernández de Jáuregui... y aún tiene tiempo para agarrarse con su hija al paraguas de Mary Poppins y volar más alto.