El Hereda San Pablo, el más perjudicado

CARMELO PALACIOS
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El Coliseum fue el pabellón de la ACB que más público acogió en la última campaña antes de la pandemia y al que más daño le están haciendo las limitaciones de aforo

Imagen de un duelo de la Liga Endesa de la temporada 2019/20 antes de que se viera interrumpida en marzo por la pandemia. - Foto: Alberto Rodrigo

Solo Vítor Benite sabe de primera mano cómo rugía el Coliseum antes de la pandemia. El resto de la actual plantilla llegó después y ha jugado con las gradas vacías o a medio gas. Nada que ver. Otra historia. Y es que antes de que el coronavirus irrumpiera en nuestras vidas a mediados de marzo de 2020, el Hereda San Pablo era el equipo de la Liga Endesa que más aficionados metía en su pabellón, con una media de 9.433 espectadores en las 22 jornadas que se pudieron disputar de la campaña 2019/2020. Un dato que habla a las claras del perjuicio que la crisis sanitaria ha supuesto para el club burgalés, el más perjudicado de la ACB por las restricciones de aforo. 

La entidad azulona logró involucrar a gran parte de la ciudad en su proyecto cuando ascendió a la máxima categoría del baloncesto español. En la campaña del debut logró una media de 9.070 aficionados, al año siguiente subió hasta los 9.153 y en el último curso prepandemia llegó a los 9.433. Casi 3.000 por encima de la media de la competición, que se situaba en 6.671.

El frenazo en seco que supusieron las restricciones afectó y sigue afectando a los burgaleses más que a nadie. Además de no sentir el apoyo de la afición en el Coliseum, provoca una merma considerable en los ingresos tanto por abonos como por entradas, pues las gradas han estado vacías y de cara a este curso que viene solo se permite el acceso a un 40% del aforo, es decir, unos 3.800 aficionados.

Para otros clubes de la liga con menos masa social, el daño es bastante menor porque el ‘ticketing’ ocupa un porcentaje bastante menor en su presupuesto, pero en el caso del Hereda San Pablo ronda el 60% si se tienen en cuenta los patrocinadores ligados al mismo.

La directiva azulona salvó la temporada pasada con el iBono, una innovadora campaña de abonados que permitía al aficionado disfrutar del baloncesto al curso siguiente si las medidas sanitarias les impedían entrar al Coliseum. La marea azulona respondió en masa a esa iniciativa, pero parte de las restricciones continúan vigentes a día de hoy y han llevado a aplazar su ejecución.