Parada en Agés para hacer la trashumancia en Portugal

I.P.
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Las 120 terneras que harán rebaño hasta convertirse en adultas ya pastan en las 200 hectáreas de monte La Hoya, en un proyecto pionero del ganadero Manuel Die para regenerar los pastos de Agés y dejar 'descansar' la dehesa de Elvas

Manuel Die, propietario de la ganadería, y el joven Facundo Balda, que se ha trasladado a Agés para gestionar el proyecto. - Foto: Patricia González

En un futuro viajarán a los pastos  de la dehesa portuguesa de Elvas, pero ahora se alimentan en el monte La Hoya de Agés. Recién llegadas de Asturias, donde las ha adquirido el ganadero Manuel Die Dean para poner en marcha su proyecto trashumante, el centenar largo de terneras de raza casina o asturiana de la montaña, pastan ante la atenta mirada de las tres vacas que las acompaña para enseñarlas a hacer rebaño, y de Facundo Balda, el joven que durante los próximos meses se encargarán del cuidado de los animales. Este joven argentino, pero que lleva ya años en Elvas donde su padre trabaja con Die, está encantado con la experiencia que vivirá en Áges. Con un grado medio de Producción Agroecológica y estudiando ahora Forestales, para Manuel su presencia en el proyecto es una buena noticia porque supone la incorporación de gente joven, «necesitamos  sangre nueva», añade, mientras para Facundo es una experiencia y la posibilidad de conocer otros rincones. 

Con la presencia ya de las novillas en los montes de propiedad municipal que arrendó el pasado año Manuel Die se pone en marcha la primera fase del proyecto ecológico y sostenible de este ganadero de vacuno que cuenta con su explotación en la localidad de Elvas, en el límite con la provincia de Badajoz, y que tiene como último objetivo la trashumancia del ganado entre aquella dehesa y Agés, de tal manera que se busca dejar ‘descansar’ los pastos portugueses, muy presionado por el exceso de ganado, y por otra parte, limpiar y regenerar el robledal del monte de La Hoya, donde pasta el vacuno en una extensión de 200 hectáreas valladas. El rebaño estaría en tierras burgalesas de mayo o junio a pasado octubre y el resto del año en las portuguesas. 

Sin embargo, explica Manuel, aún queda tiempo para poner en marcha esa trashumancia, ya que serán las novilllas casinas las que conformarán ese núcleo futuro de vacas que viajará, pero para ello tienen que convertirse en adultas, lo que llevará un periodo largo. Estas terneras, ahora de recría, tienen entre 7 a 9 meses, se irán aclimatando a este ambiente durante un par de años hasta convertirse en vacas y prepararse para la trashumancia. 

Manuel explica que también podría agregar al movimiento trashumante  algunas de las vacas que tiene en las dehesas del sur, «pero confiamos más en este tipo de animal que hemos traído a Agés, especialista en trashumancia, pequeña, rústica e interesante como desbrozadora», apunta el ganadero, recordando que precisamente la limpieza y desbroce de los montes es otra de las consecuencias positivas que tiene este proyecto de ganadería holística. Die  afirma que las terneras casinas se aclimatarán bien al rigor del invierno burgalés, teniendo en cuenta, además, que hasta octubre o noviembre no se trasladarán a Elvas; por otra parte, a partir de mayo podrán soportar muy bien el verano burgalés.   

Otro de los objetivos del ganadero es mezclar esta raza casina con la angus que tiene en Portugal y generar otro núcleo en el sur. Así, trabajará con casina pura y casina cruzada, «y veremos si mantenemos rusticidad y mejoramos la calidad de la carne», explica.

El futuro movimiento trashumante se prevé hacer con unas 200 cabezas, «aunque eso no depende tanto de los pastos sino del agua que tengamos», añade.