El chico que apuntaba alto

Á. Melcón
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En Cs el cambio aúpa a un joven de Gamonal que pasó 16 años en el PP, fundó su propio partido y llegó a la formación naranja sobre la bocina. Esta es la historia (abreviada) de Vicente Marañón

El chico que apuntaba alto - Foto: Diario de Burgos Miguel Ángel Valdivielso

No habrá muchas novedades en la cartelería municipal del 26 de mayo. Verán las mismas caras con cuatro años más... Salvo dos excepciones. Imagina, ya divorciada de Podemos, no logró seducir a su segunda portavoz de la legislatura, Eva de Ara, para continuar en la primera línea, por lo que será Eugenia Sáez quien asuma el reto. Por Podemos se presenta Raúl Salinero -que ya lo hizo por IU e Imagina- tras la renuncia de Blanca Guinea a ocupar ese puesto de salida. Daniel de la Rosa vuelve a ser el candidato del PSOE a la Alcaldía, mientras que en el PP repite -por tercera vez- Javier Lacalle y en el emergente VOX, salvo sorpresa, lo vuelven a intentar con su presidente provincial, Ángel Martín. El último casting ha sido el de Ciudadanos, donde sí habrá una cara nueva en el número uno, que no en la papeleta.


La apuesta por Vicente Marañón es una cornada a quienes apoyaron al candidato a la Presidencia de la Junta, Francisco Igea. Igea ha levantado la piel de sus jefes nacionales por oponerse, primero, a la candidatura de la expresidenta de las Cortes Silvia Clemente y por haber denunciado, después, el pucherazo que tuvo que reconocer públicamente la formación de Albert Rivera, maniobra que ahora se investiga en la Fiscalía. Pero también es el triunfo del propio Marañón, que ha sabido moverse entre bambalinas para lograr un objetivo político que ha perseguido durante muchos años. El camino no ha sido tan directo como pudiera parecer. De hecho, Ciudadanos no ha sido su primer proyecto político. 


Vicente Marañón creció en Gamonal, en un G-9 todavía en construcción. Nació en el País Vasco porque su padre se encontraba destinado allí, pero sus raíces familiares siempre estuvieron en Burgos. Quienes le conocieron entonces convergen en que el hoy concejal del Ayuntamiento no es diferente al niño que fue: listo, ávido de ser escuchado y presto a la batalla dialéctica. También testarudo, confiado de sí mismo y poco dado a aceptar la razón ajena. En el Instituto Félix Rodríguez de la Fuente demostró ser un buen estudiante, brillante para ciertos aspectos. Y desde adolescente cultivó una inquietud política siempre escorada a la derecha y las políticas liberales. «En su entorno, los jóvenes éramos todos ‘izquierdosos’, pero él iba a la contra», resumen quienes le trataron en vecindad.


Su pasión de niñez y juventud era la aviación. Cuentan que, siendo un crío, se subía a las peñas del pueblo de su familia (a los pies de la Demanda) y miraba el paso de los aviones con unos prismáticos que alguien la había agenciado. No pudo estudiar para piloto, pero supo torcer la voluntad de los hechos. Estudió y se licenció en Derecho en Burgos, realizando posteriormente diversos cursos vinculados al mundo del transporte aéreo y trabaja en Aena. Uno de sus indisimulados intentos fue el de asumir la Gerencia del Consorcio para la Promoción de Villafría (había trabajado en Gabsa, la sociedad mixta que impulsó Villafría antes de su integración en Aena). No lo logró y cuando entró en el Ayuntamiento hizo cuanto estuvo en su mano para que se rescindiera el contrato de la gerente, María Jesús Lope. Se rescindió. También fue el concejal en el que PP y C´s (que a comienzos de legislatura trabajaban en barras paralelas) dejaron la toma de decisiones sobre la participación municipal en la terminal burgalesa. El propio edil ‘naranja’ ha admitido en varias ocasiones que esperaba mucho más del contrato con Air Nostrum.
a la política. Antes de que todo eso sucediera, Marañón fue militante del Partido Popular. Y desde muy joven. Hasta donde este periódico ha podido confirmar, formó en las filas ‘populares’ al menos 16 años, entre 1992 y 2008. En eso de tener pasado ‘popular’ coincide con los candidatos de su actual partido en Miranda y en Aranda. Y también con el candidato de VOX al Congreso, Javier Martínez.


Su abandono de la disciplina del PP, donde acudía a comisiones relacionadas con infraestructuras, economía y turismo, no se produjo para incorporarse a Ciudadanos, que por entonces tenía dos años de vida y apenas se sabía de su existencia. Lo fue para postularse como candidato al Congreso por un partido llamado Alianza por Burgos en el que todo se llevaba de forma muy, digamos, familiar. La plancha electoral en cuestión la formaron Vicente Marañón de Pablo, María Mercedes de Pablo, Vicente Marañón Arribas y Manuela Borro, siendo el suplente Iván Marañón de Pablo. Su campaña pasó muy desapercibida y el resultado obtenido fue de 123 votos: cuatro menos que C´s y seis más que la Falange Española de las JONS. Lo curioso es que basaron su ‘campaña’ en lanzar mensajes sobre el desplazamiento de Burgos en materia de infraestructuras. Y fueron visionarios. La familia Marañón de Pablo defendió postulados como la necesidad de la construcción de una autovía paralela al Duero (la A-11, hoy en construcción) y la exigencia de inversiones para potenciar el tren directo por Aranda, hoy en pleno foco político y uno de los asuntos más relevantes en materia de desarrollo para la provincia de Burgos.

 

Son muchos los afiliados que recuerdan su paso por el PP. La mayoría coincide en señalar que sus relaciones con el por entonces (desde 1994) líder de las Nuevas Generaciones, Javier Lacalle, no fueron buenas. «Había tensión de gallos entre ellos», recuerda una fuente todavía perteneciente al PP. Otros señalan que Marañón «siempre tuvo aspiraciones de participar en las listas» porque «se creía capacitado para ello, pero no tenía padrinos dentro». (Más información enedición impresa)