El 19 de abril de 2013 el baloncesto burgalés consiguió por primera vez en su historia el ascenso a la ACB. En una noche memorable de la que ayer hizo siete años, el Autocid Ford CB Atapuerca se impuso (76-68) al Andorra en un Plantío lleno hasta la bandera que explotó de alegría con la última bocina de posesión.
El conjunto castellano confirmó así su progresión y en apenas una década pasó de jugar en LEB-2 a hacerlo en la máxima categoría. Fueron días increíbles. Miles de aficionados se echaron a las calles para festejar aquella gesta que finalmente se acabó diluyendo en los despachos, como ocurrió en repetidas ocasiones hasta el ascenso definitivo en 2017.
Desde entonces, muchas cosas han cambiado en el baloncesto burgalés. Andreu Casadevall, ahora en la cantera del Valencia, era el entrenador en aquella época y tenía como segundo a Diego Epifanio, que años más tarde se convirtió en el jefe del banquillo azulón.
Marcus Vinicius, Pep Ortega y Jorge García bañan en champán a Casadevall y a Epi. - Foto: ValdivielsoCasualidades del destino, Joan Peñarroya, hoy técnico del San Pablo, se sentó en el banquillo visitante en aquel partido. "Burgos y su afición se merecen este ascenso", declaró el por entonces entrenador de un River Andorra que tenía como director de juego a Thomas Schreiner. Lo dicho, muchas cosas han cambiado. Casi todas menos la afición, que sigue año tras año al pie del cañón.