Cuando hay comunidades como Cataluña, que va a permitir desde el lunes la apertura de la hostelería hasta las 21,30 horas, o Madrid, que no ha cerrado los bares y «ha conseguido resultados espectaculares» en el control de la pandemia, la Federación Provincial de Hostelería pedirá a la Junta «un cambio de estrategia» que tome como ejemplo a la capital de España para frenar el avance del coronavirus.
Después de dos semanas de cerrojazo del sector, la Junta prorrogará la medida otros 14 días, algo que se esperaba el presidente de la Federación burgalesa, Fernando de la Varga. Aunque está de acuerdo en que «lo primero es conseguir una mejora sanitaria», con bajada de contagios y hospitalizaciones, no está muy seguro de que las restricciones que está imponiendo el Gobierno regional a su sector estén sirviendo de algo, «sobre todo cuando «en Madrid y Baleares no se ha cerrado y tienen mejores cifras» que Burgos.
Después de que De la Varga se quejara en estas páginas del «maltrato» que la Administración autonómica está dedicando a la hostelería, la Junta anunciaba ayer que se abrirán desde ya canales de comunicación con el sector. Pues bien, en esas reuniones los hosteleros burgaleses propondrán un cambio de estrategia, porque lo único que quieren es que se les permita trabajar. «Es prematuro para hablar de aforos, de horarios de cierre, pero hay que plantearse si la clausura del sector resulta eficaz para contener la pandemia, porque si no el castigo que está recibiendo sería además inútil», advierte.
En este sentido, explica que el cierre de otras dos semanas supone «un mayor quebranto» para unos negocios que lo único que esperan es «cerrar este año con las menores pérdidas posibles». «De salvar el año ya no se puede hablar», asegura, «ni siquiera si se decreta la apertura de los establecimientos dentro de 15 días, para la campaña de Navidad». Y es que, añade, las administraciones les han «abandonado» a su suerte, pues no han articulado medidas que compensen su clausura.
Por ello, en esas reuniones van a exigir «ayudas directas, da igual la administración que las tenga que conceder, pero son de justicia», porque les han «obligado al cierre».
Asimismo, advierte de que hay negocios cuyas líneas de crédito se están agotando y se van a ver abocados a extinguirse. «Necesitamos liquidez ya en formas de subvenciones directas para reflotar infinidad de negocios que están con el agua al cuello», lamenta.