La denominada ‘curva de contagios’ parece estar comenzando a aplanarse otra vez en la provincia, que mantiene el total de nuevas infecciones notificadas en una semana en 624. Esto no quiere decir que no haya nuevos positivos en SARS-CoV-2, sino que el número de diagnósticos diarios es constante; ahora, de hecho, está en torno al centenar. En parte de esos casos es posible encontrar una conexión y un foco de infección común, lo cual explica que los brotes declarados no dejen de incrementarse: ayer eran 79 los activos (26 más que el día anterior), que aglutinan a 450 infectados.
El alto volumen de positivos de las semanas pasadas, sin embargo, también conlleva un aumento de las personas que desarrollan la enfermedad del coronavirus, la covid-19, y también de aquellos a los que la infección se les complica tanto como para llegar a ocasionarles problemas serios o incluso la muerte. Esta semana, de hecho, la provincia ha encadenado cuatro días con víctimas mortales de la pandemia: cuatro en el Santos Reyes y una en el HUBU. Dos de estas defunciones se certificaron ayer, una en la capital y otra en Aranda.
En la provincia no había tantos días consecutivos con fallecidos por la enfermedad del coronavirus desde mediados de mayo; un hecho que evidencia que está segunda oleada pandémica está completando su ciclo: comienza con un goteo de contagios que va en aumento hasta que, pasadas unas semanas, repercute en los hospitales con ingresos crecientes y, por último, en la mortalidad. La cuestión ahora es cuándo se va a invertir esta situación, cuánto tiempo pasará hasta que las estadísticas reflejen un descenso inequívoco.
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