Los valientes viajeros de autobús

A. CASTELLANOS
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Los recortes de horarios para viajar a Burgos y a Bilbao desde las Merindades y los cambios constantes levantan las críticas de quienes precisan este transporte. Diario de Burgos se sube al autocar y escucha las demandas de los ciudadanos

Andrea solo viaja en ocasiones a Espinosa en autobús, porque siempre que puede aprovecha coches de conocidos o Bla Bla Car. - Foto: Alberto Rodrigo

Unos pocos clientes desayunan en la cafetería de la estación de autobuses de Medina de Pomar, pero ninguno va a viajar. Son las ocho y cuarto de la mañana. Ksenia, una mujer rusa que lleva varios años empadronada en Medina, se dispone a subirse al autobús que saldrá hacia Bilbao para luego enlazar allí con otro directo a Pamplona, donde ahora está trabajando. Ha tenido suerte, porque la víspera tuvo que comprar tres billetes, uno de Pamplona a San Sebastián, otro de la capital donostiarra a Bilbao para finalmente tomar otro bus hasta llegar a Medina de Pomar. Las escasas expediciones que se fletan estos días obligan a hacer encaje de bolillos o mejor dicho, de kilómetros, a quienes no tienen más remedio que tirar del transporte público. Eva también va hacia Bilbao a cuidar de su madre que es dependiente, pero a última hora de la tarde irá a buscarla en coche su pareja, porque el último autobús de regreso partirá de la capital vizcaína a las 13.30. Demasiado pronto.

Son pocos los viajeros, pero sin duda valientes, que se enfrentan a cambios constantes de horarios y tiempos muy largos para llegar a su destino. Claman por la complicada situación que encaran para poder trasladarse a Burgos o Bilbao desde la comarca y piden a DB un reportaje crítico, mientras la compañía Alsa alega que la caída de un 70% en el número de usuarios obliga a los recortes que van llegando inesperadamente.

El baile de cambios es tal que quien da por hecho que va a llegar el autobús a su hora se puede quedar en tierra, como le sucedió a Dori en Balmaseda cuando se disponía a coger el de primera hora – a las siete y cuarto de la mañana- «como siempre» y encontrarse con que se había suprimido. Se recuperó el pasado 10 de agosto parcialmente, gracias a las quejas de alcaldes y afectados. Ayer si pudo viajar a primera hora desde la localidad vizcaína hasta Villarcayo.

Quienes se desplazan en la línea Burgos-Bilbao y viceversa muchas veces se quedan en destinos intermedios. Ana María, vecina de Quintanilla de Pienza, va a Villarcayo a realizar las compras básicas de comida. En su pueblo no hay una sola tienda. Ya está en el autobús cuando comenzamos el viaje a Burgos. A Ana María le queda más cerca Medina, pero prefiere el comercio de Villarcayo. Su marido no le dio permiso para sacarse el carné de conducir y siempre dependió de él para moverse las compras y gestiones hasta que hace nueve años enviudó y tuvo que pasar a depender del transporte público. Comenzó su aventura.

(Más información y testimonios y fotos, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)