El último secreto de Enrique Urquijo

Javier Herrero (EFE)
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El hermano del vocalista desvela en 'Siempre hay un precio' que el cantante murió por una sobredosis involuntaria de pastillas y cocaína

El ‘alma mater’ del grupo, durante su actuación en el Parque de Atracciones de Madrid, en 1989.

Se desveló el último misterio de Enrique Urquijo después de 22 años de su muerte. El vocalista de Los Secretos no falleció a causa de la heroína, como siempre se había sospechado, sino de una sobredosis involuntaria de calmantes tras consumir coca base. Así lo cuenta Álvaro Urquijo en la biografía del grupo español, que ayer salió a la venta, justo en el aniversario del fallecimiento de su hermano, y en el que asienta «verdades» de una de las mayores bandas del pop-rock nacional.

«En la pandemia me sentía vulnerable y triste por lo que estaba pasando, gente cercana que había muerto, incluso músicos legendarios con cincuenta y pocos años. Eso me hizo estar más cerca de la idea de la muerte y me llevó a pensar que se iba a quedar mucha porquería escrita sin información», alega sobre las razones de Siempre hay un precio (Espasa).

En esta obra revela que la muerte de su hermano en 1999 se produjo tras «9 o 10 pastillas» de Tranxilium para poder dormir después de tomar coca base. Llevaba siete meses sin consumir nada y acababa de pedir el alta de una clínica a la que había entrado por su propio pie. Aquel desliz, razona el autor en el libro, era probablemente el «premio» que se otorgaba por hacer las cosas bien.

«Mi hermano tenía un problema. Reconociéndolo, acudió a un médico pronto y se puso en tratamiento. Luchó muchísimo para mejorar y a las pruebas me remito. Una persona que solo hubiese sido consumidora de sustancias no habría hecho esa carrera de 20 años ni esos temazos que siguen de actualidad», defiende Álvaro junto al resto de Los Secretos, esto es, Ramón Arroyo y Jesús Redondo.

La noticia del cadáver hallado en un portal del madrileño barrio de Malasaña corrió como la pólvora. Se llegó a publicar que lo habían encontrado con una jeringuilla clavada en el brazo o que su muerte no fue accidental. «Incluso periodistas de gran nombre dijeron que se había muerto de una sobredosis de heroína, cuando nosotros no teníamos ni el informe del forense», protesta aún hoy.

«Yo había mantenido silencio por respeto a mi sobrina, a su madre y a mis padres. No quería remover lodos. Me pareció tan injusto tener que dar explicaciones... Pero con el tiempo cogí confianza en mí mismo y me vi preparado. Necesitaba un testimonio veraz, porque no me veía representado ni que fuese la realidad de lo que pasó lo que se contaba en libros anteriores», insiste.

Para redignificar su memoria, en 2019, al cumplirse dos décadas del fallecimiento, Los Secretos organizaron un gran concierto en el Wizink Center de Madrid con invitados como Miguel Ríos, Amaral, Andrés Suárez, Manolo García, David Summers o Rozalén, que ve la luz mañana como el CD+DVD Desde que no nos vemos (Universal Music).

En Siempre hay un precio, Urquijo relata lo duro que fue su tratamiento contra la hepatitis C por los efectos adversos de la medicación. «Lo positivo fue que me curé de la enfermedad y de ese estado en el que no podía trabajar. Lo recuerdo como un túnel del terror en el que no dormía y pensaba que todo el mundo me perseguía», cuenta.

Pero en general en esas poco más de 300 páginas, escritas en un estilo ágil, predomina el tono positivo y se da a cada miembro el lugar que merecen en la historia del grupo, hasta llegar a su último disco, Mi paraíso (2019), y la pandemia, cuando A tu lado se convirtió en un himno de resistencia.

¿Qué pasará de aquí en adelante? «Igual podemos retomar parte del repertorio o hacer un disco nuevo dentro de un año. Nosotros vivimos a seis meses vista y nunca sabemos lo que puede pasar», responden.