La revolución 4.0 obliga a reconvertir 50.000 empleos

G. Arce
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Los expertos aseguran que el nuevo modelo productivo será una realidad en la economía local en un plazo de entre 5 y 8 años y se acelerará en la medida que se vaya implantando

La revolución 4.0 obliga a reconvertir 50.000 empleos - Foto: Alberto Rodrigo

La aplicación a gran escala de las tecnologías digitales en los procesos productivos, la industria 4.0, ha dejado de ser un concepto para convertirse en una realidad en cada vez más empresas burgalesas. La revolución ya está en marcha en las grandes industrias multinacionales y empieza a calar poco a poco entre las pymes, tanto en los procesos de fabricación como en los de gestión administrativa y comercialización. Los expertos dan un plazo de entre 5 y 8 años para la total implantación de este nuevo modelo de negocio, que conllevará la reconversión de alrededor de 50.000 puestos de trabajo en la economía burgalesa, un tercio de la mano de obra actual contabilizada en afiliación a la Seguridad Social.

Son estimaciones de la Oficina de Transformación Digital de Castilla y León, dependiente de FAE, barajadas también desde la patronal nacional CEOE, aunque se matiza que la desaparición del empleo tradicional tal y como lo entendemos hoy en día se irá solapando con la creación de nuevos puestos y especialidades estrechamente vinculadas a la digitalización, incluso en mayor número de las que desaparecen. Es un proceso de actualización -se insiste- que las empresas y los trabajadores tienen que afrontar ahora si no quieren verse totalmente descolgados del mercado en la próxima década.

Los empleos llamados a desaparecer son aquellos que se centran en acciones repetitivas, muy especializadas, fáciles de automatizar y en los que la mano de obra tiene muy baja cualificación, lo que implica al grueso de muchas plantillas. Pero no solo se localiza este empleo con fecha de caducidad en los procesos de fabricación sino también en las oficinas, de hecho, se asegura, buena parte del plan de reconversión que afronta la banca en la actualidad -con cierre de sucursales y ERE masivos de personal- obedece a este cambio de tendencia en el sistema económico y puede aportar pistas de por dónde se encamina el mercado laboral.

Por contra, explican desde la Oficina de Transformación Digital, la tendencia es muy positiva en la demanda de empleos con alta especialización y cualificación tecnológica, a lo que hay que se suman las exigencias cada vez mayores de las empresas para contar con habilidades de liderazgo y aptitudes profesionales para dirigir equipos.

Cada vez, añaden, hay más necesidad de contratación de los nuevos perfiles profesionales que se están generando en el campo STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y en el empleo inducido que dará soporte a estos profesionales. Perfiles como los de científico de datos, experto en ciberseguridad o arquitecto de la nueva realidad de la industria 4.0.

sectores. Juan Antonio Santamaría, gerente del Digital Innovation Hub (Dihbu), la ventanilla única para la implantación de la Industria 4.0 en Castilla y León, coincide en que estamos ante un cambio revolucionario en el modelo laboral, aunque no aporta datos de costes personales a nivel local.

El coste de la implantación de la industria 4.0 se ha cifrado en 75 millones de empleos, que están llamados a desaparecer en el mundo (en la última crisis se perdieron 30 millones), según el estudio The Future of Jobs Report 2018, aunque también se prevé la creación de otros 175 millones asociados a la digitalización y a las nuevas formas de producción. «Como en todas las revoluciones, va a ver un periodo en el que desaparecerán ciertas especializaciones y oficios se generan otras nuevas que suplirán con mucha diferencia lo destruido».

Se habla de una clase media en la plantilla, situada entre el empleo temporal y la alta dirección y los profesionales de alta cualificación,  que está llamada a desaparecer por la automatización y las tecnologías. «Su alternativa es reconvertirse, recapacitarse y formarse en tecnologías y datos, lo que requiere un esfuerzo de tiempo y capacitación; o, en su defecto, ocupar puestos de la parte baja de la plantilla de mucha menos cualificación, peor sueldo y más precariedad temporal». «Las personas tienen que reflexionar sobre dónde realizan su trabajo y cómo lo hacen...».   

situación. ¿Y en que fase está la revolución 4.0 en la provincia? Avanza «a un ritmo adecuado -aunque mejorable- en Burgos» gracias, principalmente, a la madurez tecnológica de sectores clave en la economía local como el de la automoción, la agrolimentación y la fabricación de bienes de equipo, señala el responsable del Dihbu, entidad impulsada desde FAEy el ITCL y reconocida recientemente como «ejemplo de buenas prácticas» por Naciones Unidas, más en concreto por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El ritmo y nivel de implantación es completamente diferente entre las multinacionales y las pymes, por la disponibilidad de recursos económicos y humanos para este cambio tecnológico de las primeras. «Las pymes, por su idiosincrasia, sus modelos de negocio y la enorme competencia que soportan, tienen muy ajustados todos sus recursos, por lo que en muchas ocasiones no cuentan con el talento, los medios técnicos ni mucho menos la financiación necesaria para acometer estos proyectos», resume el responsable del Dibhu.

Actualmente, la Industria 4.0 ya es una realidad tanto en procesos productivos como en los procesos administrativos. «Su valor diferencial en un mercado con márgenes cada vez más estrechos es conseguir un pequeño porcentaje a más de rendimiento de las instalaciones, un posicionamiento en el mercado o un conocimiento de los procesos, al unir el talento de las personas y las nuevas tecnologías productivas». «Es un paso más en la rentabilidad de las empresas y así tiene que ser visto por las empresas para su propia supervivencia».

 

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