El mantenimiento de los parques eólicos genera 60 millones

G. Arce
-

La mayor parte de la potencia instalada en Burgos, 1.837 MW repartidos entre 72 parques, supera los 10 años de operación y se aboca a modificaciones en los componentes o el cambio de aerogeneradores ganar en eficiencia y rentabilidad

El mantenimiento de los parques eólicos genera 60 millones - Foto: Patricia González

El 35% del parque eólico nacional, integrado en la actualidad por 20.300 aerogeneradores, ya ha alcanzado o superado los 15 años de antigüedad, según el último anuario de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), el próximo año superará el 42% y el porcentaje irá en aumento progresivamente. Burgos, la primera provincia generadora de energía renovable eólica de España, con 1.873 megavatios de potencia instalada (MW) repartida en 72 parques, no fue ajena al boom del viento de principios de los 2000 y tampoco es ajena al paso del tiempo. El sector entra en un periodo de madurez que exige extremar las labores de mantenimiento y de actualización de equipos, circunstancias que, lejos de suponer una merma, han posicionado con fuerza una industria del mantenimiento de equipos que solo en la provincia mueve entre 40 y 70 millones de euros cada año, más de 200 empleos fijos y decenas de empresas especializadas.

Los expertos sitúan la vida útil de una aerogenerador entre los 20 y 25 años, aunque es un límite relativo, pues depende del castigo que ha recibido por el viento y las inclemencias meteorológicas, de su emplazamiento geográfico, de su tecnología y, sobre todo, de la viabilidad de su explotación, circunstancia que determina de la regulación del sector energético en cada momento y las facilidades o trabas administrativas a las que se enfrente.

«Cada aerogenerador es único y tiene su propio comportamiento, aunque formen parte del mismo parque».  En el de Las Viñas, ubicado en el páramo de Celadilla-Sotobrín, el viento mueve 19 de 2 MW de potencia cada uno desde hace nueve años. Estamos en uno de los diez parques que Iberdrola explota en la provincia. En total, la eléctrica lidera el sector local con 171 máquinas, 267 MW y 8 subestaciones que canalizan y evacuan energía suficiente para abastecer una ciudad de 700.000 habitantes. 

Los territorios de la compañía eléctrica están en los límites con Cantabria (merindades de Valdeporres y Valdebezana, con 4 parques en funcionamiento), en La Bureba (2) y en la Merindad de Río Ubierna, Huérmeces y Montorio (4). La edad media de estos complejos es de 12 años, en el límite con Cantabria ya han cumplido los 16 y el resto se levantaron entre 2008 y 2009.

Eduardo García Antón es jefe de la Zona Eólica de Burgos de Iberdrola, compañía líder en Castilla y León con 1.500 MW instalados, que se traducen en 1.175 máquinas en funcionamiento y 54 subestaciones. «Los caminos realizados en nuestros parques suman 595 kilómetros», resume Alberto Moreno, responsable de Operación y Mantenimiento de la Región Oeste.

La plantilla de los parques de Iberdrola en la región está integrada por 80 trabajadores (14 en Burgos), a los que hay que sumar el personal de mantenimiento de los aerogeneradores, de las palas, de los viales de acceso, de la red eléctrica, entre otros especialistas. En un día normal, las subcontratas mueven cerca de 30 de operarios externos solo en la provincia.

predictivo. Los parques, como cualquier industria, se someten a una parada programada de varios días cada 3 años, actividad que mueve a decenas de empresas y a entre 300 y 400 personas en el conjunto de Castilla y León. «Realizamos un mantenimiento predictivo y correctivo, no paramos por parar ni cuando hay un fallo, pues debemos garantizar la continuidad del suministro eléctrico; si no, nos penalizan. Hay que pensar que cada parada deja muchos MW fuera del sistema y hay que avisar previamente y recibir la oportuna autorización», explica Moreno. En esos pocos días de mantenimiento programado se revisan todos los rincones de un parque, desde el pico de las palas, pasando por todo el entramado de red eléctrica subterránea y área, transformadores, motores, protocolos de actuación, temperaturas, etc. Se realizan termografías de las líneas y de la subestación, analíticas de gases y de aceites, entre otras operaciones.

Eso no quiere decir que el matenimiento no sea constante. Los aerogeneradores se desconectan cada seis meses -cuando sopla el menor viento posible y son menos rentables- para ser sometidos a diferentes grados de mantenimiento preventivo. 

Además, como es el caso del parque Las Viñas, el estado de salud de las instalación es supervisado las 24 horas del día informáticamente desde la subestación ubicada en el mismo páramo y también desde el Centro de Operaciones de Renovables, en Toledo, donde se controlan al detalle y en tiempo real todas las señales y variables que monitorizan el comportamiento de todos los parques que Iberdrola tiene en España. «Tal cantidad de datos procesados nos permiten detectar si una de las 19 máquinas de Las Viñas se desvía de la normalidad en algún parámetro, lo que nos obligaría a tomar medidas preventivas para evitar cualquier imprevisto». Cada aerogenerador es un mundo y su mantenimiento depende de su emplazamiento. En Burgos, el principal enemigo es el hielo, pues supone un peso extra para las palas y provoca sufrimiento a los materiales. «Hay rachas de viento sur poco predecibles y racheadas que hacen sufrir a la mecánica... Estamos ante una caja de cambios fija a una marcha que debe generar 690 voltios, aunque el viento fluctúe», explica García Antón.

Las máquinas más expuestas son las instaladas en la vertiente de la cordillera Cantábrica, en la zona de El Escudo, pues son las que reciben directamente el impacto de los frentes atlánticos. «Se generan en Galicia y suelen salir [hacia la Meseta] por el norte, en Burgos (Arija) y el País Vasco...». Por este motivo, los aerogeneradores de Valdevezana y Valdeporres son más pequeños. Ubicados a 1.200 metros de altura, el diámetro de pala es de 52 metros y su altura oscila entre los 45 y los 55 metros. En el páramo del Ubierna alcanzan los 87 metros de diámetro de pala y 78 de altura. (Más información en edición impresa)