"Vacunados curados... o muertos"

Agencias
-

El ministro de Sanidad alemán avisa a los no inmunizados y se abre a endurecer las restricciones ante una situación tan «dramática»

El Gobierno germano insiste en la necesidad de recibir la dosis contra la COVID, pero no obligará a sus ciudadanos. - Foto: FABRIZIO BENSCH

Ante soluciones extremas, medidas extremas. Alemania vive una nueva ola de coronavirus -la cuarta- sin precedentes, y, por eso, el Gobierno optó ayer por lanzar también un discurso inédito, en el que, con un mensaje directo, alertó a los ciudadanos del peligro real a morir de COVID-19 en caso de que no se vacunen y de la «dramática» situación que vive el país.

«Probablemente, al final de este invierno, prácticamente todos en Alemania, como se ha dicho ya de manera cínica, estarán vacunados, curados o muertos», aseguró el ministro de Sanidad, Jens Spahn, quien reiteró su escepticismo ante la posibilidad de una obligatoriedad de la inmunización, porque, agregó, «ninguna vacuna obligatoria rompe esta ola».

La única opción ahora es reducir los contactos, una acción decidida por parte del Gobierno y administrar dosis de refuerzo de la vacuna, aunque este último punto no vaya a hacer de inmediato la diferencia, agregó.

Spahn habló, no obstante, de una «obligación moral» y «solidaria» en lo que respecta a vacunarse, y reiteró que en este caso no se trata de una decisión personal.

«Estamos ante una situación altamente dramática. Lo que está en vigor ahora, no es suficiente», advirtió, por su parte, la canciller, Angela Merkel, quien dejó así abierta la puerta a que se adopten nuevas medidas en los próximos días en línea con la senda emprendida por otros países de Europa. «Tenemos una situación que sobrepasa todo lo que hemos visto hasta ahora», remarcó. 

De hecho, según el último balance, la incidencia acumulada volvió a marcar niveles máximos, con 386,5 casos por cada 100.000 habitantes. Además, se sumaron otros 30.643 contagios en 24 horas y 62 decesos.

Máximos

Pero no solo Alemania está en alerta. Su vecina Austria, donde ayer comenzó un confinamiento general de al menos 20 días, contabilizó 13.806 nuevos infectados, la cifra más alta registrada en un lunes desde el inicio de la pandemia. La incidencia, además, volvió a firmar un récord, al situarse en 1.107 casos por 100.000 habitantes.

Eslovaquia y la República Checa, por su lado, volvieron a los puestos de cabeza en todo el planeta en cuanto a incidencia de contagio de la COVID, con 1.229 y 929 positivos. Mientras el Gobierno de Bratislava considera seguir el ejemplo de Viena e imponer la obligatoriedad de la vacuna a partir del próximo año, en Praga eso se descarta por el momento.

Mientras, Francia alertó del «fulgurante» comienzo de la quinta ola de coronavirus, aunque admitió que aún existe cierto margen de maniobra antes de endurecer las restricciones.