Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


Odio puro

03/11/2021

Tanto el Senado de los Estados Unidos como el Parlamento británico han escuchado estas últimas semanas el testimonio de la exdirectiva de Facebook Frances Hauguen con el que ha informado a ambos países de las artimañas tecnológicas de la compañía de redes sociales para alentar mensajes de odio, con el fin de generar más tráfico en su red e incrementar, de esta forma, sus beneficios. 

Al parecer, la firma propiedad de Mark Zuckerberg decidió poner límite a esta práctica después del asalto al Capitolio, el pasado 6 de enero, por parte de exaltados seguidores de Donald Trump. Sin embargo, sus buenas intenciones caducaron pronto, pues a las pocas semanas la firma volvió a sus viejas prácticas de socavar la paz social a costa de mejorar su cuenta de resultados, como consecuencia de que el odio crea más clicks que la serenidad.

Hay quien echa la culpa a la covid de ese estado de ánimo generalizado en el que la susceptibilidad está a flor de piel, y el agravio al orden del día, y en el que espacio entre los que ofenden y los ofendidos es cada vez más estrecho, tanto, que en cualquier momento podrían llegar a las manos. Sin embargo, el caldo de cultivo de esa agresividad permanente hace años que venía cociéndose, de hecho fueron las propias redes sociales las que acuñaron el famoso término hater, en español: odiador, palabra que hasta entonces ni si quiera teníamos la necesidad de emplear. 

Obviamente, las redes sociales no son la única fuente de la que beben los odiadores, para eso están también diferentes medios de comunicación y algunos parlamentos, tanto el nacional como los autonómicos. En el caso de los primeros, renunciando a su función social de informar y comunicar con objetividad y, en el segundo, a la incapacidad de determinados partidos políticos de atraer a sus listas a personas verdaderamente preocupadas por el bien común. 

Así las cosas parecería que odiar fuera más rentable que amar, tanto económica como ideológicamente hablando. Pero no nos dejemos manipular, los resultados positivos de esta estrategia solo benefician a aquellos que no tienen escrúpulos ni para ganar dinero ni para ganar votos. Para el resto, es odio puro.