«Un ser humano irrepetible»

I.E.
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La sociedad burgalesa y quienes le conocían valoran su «elegancia, su cultura, su generosidad y su capacidad de trabajo»

Ramón Sobremonte, director general de Caja Rural Cajaviva estuvo 24 años trabajando a su lado. - Foto: Jesús J. Matías

La nómina de adjetivos que quienes le conocieron dedican a su persona resulta interminable. Trabajador, austero, generoso, elegante, exquisito, culto, educado, guasón... Este artículo podría componerse tan solo de apelativos amables y cariñosos, pues nadie le ha puesto un pero a su trayectoria ni como abogado ni como presidente de la Caja Rural. Al margen de su familia, una de las personas que más tiempo pasó con Pedro García Romera fue el actual director general de Cajaviva, Ramón Sobremonte, quien ayer se hallaba en «estado de shock» por un desenlace «tan inesperado». Veinticuatro años uno al lado del otro velando por la buena marcha de la entidad, a la que el finado se dedicó en cuerpo y alma y a la que aportó «visión de futuro y compromiso con el cooperativismo de crédito». 

Sobremonte reconoce que le resulta difícil compendiar en unas pocas frases todo lo que García Romera fue como persona y como presidente de Caja Rural. «Era un hombre de vastísima cultura, un hombre del renacimiento, con un sentido común inigualable, austero, pragmático y de gran sentido del humor, muy fino, muy inglés, un ser humano irrepetible», subraya. Asimismo, destaca un doble rasgo de su personalidad, muy importante cuando se está al frente de grandes organizaciones, «era muy trabajador y dejaba trabajar». Una cualidad que resultó esencial en el momento en que hubo que apostar por la integración de la caja junto a las de Segovia, Fuentepelayo y Castelldans, lo que hoy es Cajaviva, pues tras una época de dudas sobre los beneficios de la alianza, finalmente «se convirtió en su gran valedor, en una figura fundamental para llevarla a cabo».

Por la provincia, resalta Sobremonte, hizo mucho, pues fue un gran impulsor del cooperativismo agrario, «en un momento en que el sector de la agroalimentación era desdeñado desde algunos ámbitos». El presidente de la Cámara de Comercio de Burgos, Antonio Méndez Pozo, subraya también ese «compromiso» de García Romera con la provincia y su dedicación a la Caja Rural para situarla en la posición en la que está hoy en día. Formado en el Derecho, su «gran capacidad intelectual» le permitió compatibilizar su carrera con la de las finanzas, llegando a ser uno de los grandes representantes del cooperativismo de crédito, con cargos en todos los órganos regionales y nacionales, pues «se movía muy bien en Madrid, en los Ministerios, se le tenía mucho respeto».

Francisco Castillón, director general de la entidad de crédito entre 1986 y 2008, también convivió mucho con García Romera. Como subdirector general, seis años antes de asumir el puesto ejecutivo de mayor responsabilidad, vivió el momento en que el finado ascendió a la Presidencia de la Caja Rural, un movimiento que se fraguó «en una cena en el Rincón de España». «Solo tengo palabras de reconocimiento y agradecimiento por su valor», comenta.

Lo que más le sorprendía y admiraba era su «capacidad de síntesis, su habilidad para diseccionar problemas y aportar soluciones». No se ponía nervioso ante la adversidad, sacaba a relucir su sentido la objetividad y «daba con soluciones sencillas» a las que nadie llegaba.  Siempre en primera línea, contribuyó con su «empuje» al desarrollo de la Caja Rural y a su supervivencia, con la «búsqueda permanente de proyectos» de los que se beneficiaran los burgaleses. «El cooperativismo de crédito le debe mucho», afirma.

La entidad financiera está ligada sobre todo a los agricultores y ganaderos de la provincia. Y si una institución ha ido de la mano con la Caja Rural en muchos proyectos, esa ha sido la Diputación de Burgos. Su presidente actual, César Rico, advierte de que Burgos pierde «a un ilustre burgalés que ha dejado huella porque ha estado muy implicado con la provincia». Además, defendió el cooperativismo de crédito en un momento «complicado, el de la crisis de la cajas de ahorros, y salió airoso con sus decisiones». También tuvo visión para observar que el futuro del campo pasaba, en parte, por la alianza de «los agricultores y ganaderos en cooperativas», una figura que impulsó con firmeza. «Había que aumentar la productividad del campo y él lo vio con claridad; hay que agradecérselo», afirma.

Una noticia de "honda tristeza". El alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, indicaba ayer que «la pérdida de Pedro García Romera supone para Burgos una noticia de honda tristeza». «Hombre solidario y comprometido, vinculado con nuestra ciudad a través de su denodado trabajo desde la presidencia de Cajaviva Caja Rural, una entidad que no se entendería hoy sin la labor que llevó a cabo durante años». Asimismo, resalta que su «talento es reconocido y fácilmente demostrable con un simple repaso a su trayectoria profesional, pero no es menos importante señalar que será recordado también por su enorme calidad humana».

El Colegio de Abogados, que en 2012 le concedió la Medalla de Oro por sus 40 años de ejercicio, también siente su pérdida. El actual decano, Guillermo Plaza, recuerda que «fue un letrado exquisito en el trato en sala y elegante con sus compañeros, querido y respetado, amante de la profesión hasta el punto de que pese a su edad deseaba seguir compareciendo en vistas con pasión». De hecho, el propio Plaza se lo encontró en Haro (La Rioja) hace menos de un año en un juicio en el que se iban a ‘enfrentar’. «Y allí estaba en plena forma, guerrero, como siempre». «Su mente brillante, sus valores como abogado y sus conversaciones en los pasillos de los juzgados, entre despachos, quedan en nuestro recuerdo», culmina. Joaquín Delgado, el anterior decano, comenta que era «un hombre admirable, un abogado ejemplar que supo adaptar sus conocimientos en la función pública como abogado del Estado al ejercicio privado». «Fue un honor entregarle la medalla de oro del Colegio en 2012», señala, para culminar diciendo que «era muy elegante, un buen abogado».