Luque: El Camino del Cid no será nunca el Camino de Santiago

R. Pérez Barredo
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El gerente del Consorcio del Camino del Cid analiza el presente y futuro de esta ruta cultural en la que participan ocho diputaciones

Luque: El Camino del Cid no será nunca el Camino de Santiago - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Tiene la mesura del Cid del Cantar pero es batallador como el histórico.Defiende a capa y espada (aunque no sea con una Tizona ni una Colada) la gestión del Consorcio delCamino del Cid, ruta turística, cultural y deportiva loada por viajeros de medio mundo.

¿Ha llegado a la meta el Camino del Cid o aún queda mucho por recorrer para alcanzar los objetivos que se ambicionan?

Estamos en pleno proceso de crecimiento. Es normal. Actualmente, el Camino del Cid, como cualquier otro gran itinerario que va cambiando y evolucionando, se encuentra en un proceso intermedio. Tenemos un producto bastante sólido; tenemos una de las rutas BTT (Bicicletas Todo Terreno) más importantes de España; y uno de los personajes más potentes que puede haber.Estamos dando pasos para seguir creciendo.

Han transcurrido dieciséis años desde que este proyecto empezara a caminar. ¿Satisfecho con lo que se ha conseguido en este tiempo?

El balance es muy positivo. El Camino del Cid es un proyecto sin precedentes; es un modelo que se rompe en sí mismo. No existe, hasta donde yo conozco, un proyecto turístico interterritorial como éste, que une a ocho provincias diferentes a través de sus diputaciones.Que las diputaciones constituyeran un Consorcio para la creación del itinerario y su promoción y que se mantenga vivo después de dieciséis años... No existe un modelo parecido en ningún aspecto.Desde el primer momento se ha intentado crear un producto sostenible. ¿Qué quiere decir esto? Las diputaciones, anualmente, aportan entre 20.000 y 30.000 euros cada una en este proyecto turístico para infraestructuras, dinamización y promoción. Es un producto que tiene un retorno muy importante. Y con altas posibilidades, con una proyección considerable.

¿Qué ha sido lo más difícil en estos dieciséis años?

La creación del producto. Porque cuando llegamos había una idea. Las proporciones del Camino delCid son gigantescas. Estamos hablando de más de 1.500 kilómetros de senderos desde Burgos hasta Alicante; más de 2.000 kilómetros de carreteras; unos 400 pueblos... Todo eso, hace dieciséis años, sólo en la generación de mapas (ahora nos ayudan las nuevas tecnologías) eran dos estanterías de mapas. Primero creamos una ruta por carretera, puramente turística; luego se creó la ruta por sendero, a través de caminos antiguos; después la ruta cicloturista; y, por último, la ruta BTT. Todas con su señalización, sus topoguías, sus mapas... Eso forma parte del producto.Pero es una parte. Otra es darle contenido, es decir, no estamos simplemente uniendo una ruta de ocho provincias, con cuarenta conjuntos histórico-artísticos y once Patrimonios de la Humanidad y cincuenta Espacios Naturales.Lo importante de esta ruta es el hilo que une todos esos puntos y que le da sentido al concepto de viaje y que lo identifica, sobre todo, de cara al exterior.

¿Se ha alcanzado plenamente el objetivo de ese identidad?

Todo es un proceso.El turismo no deja de ser una industria que evoluciona a una velocidad brutal. Y es muy importante adaptarse anualmente a ello. Sí puede considerarse que lo realmente importante de esta ruta es el personaje, que es lo que le da sentido. Estamos viendo que es así. Y no puede perder esa identidad, porque si no no dejaría de ser una sucesión de lugares. Aquí importa la experiencia viajera. Que el viajero sienta no sólo que está sintiendo una experiencia de ocio, de turismo o de deporte, sino que está reviviendo un periodo muy llamativo de la historia. Nosotros siempre decimos que es una ruta de evocación medieval. Los territorios por los que atraviesa, que en su época eran territorios de frontera, han mantenido esa naturaleza; se han visto poco afectados por la civilización en muchos aspectos, y mantienen ese punto de evocación muy intensa. El viajero puede sentirse transportado.

Territorios que hoy están desolados... El corazón de la España vacía/vaciada...

Eso tiene dos facetas. Una, negativa, generalmente para los propios habitantes; pero positiva generalmente para los viajeros, que están buscando eso. Creo que una de nuestras labores más importantes es buscar al viajero que busca la experiencia que nosotros ofrecemos.Lo que no queremos es una masificación que lleve a atraer a mucha gente que pueda ver defraudada su expectativa porque no es lo que buscan. En turismo existe el problema de las cifras...

¿La comparación con el Camino de Santiago les ha hecho daño?

ElCamino de Santiago, que es uno de los grandes itinerarios a nivel mundial, ha traído una cosa muy positiva para el resto de rutas: ha ofrecido la posibilidad de pasar quince días andando o en bicicleta e incluso en coche. Ofrece experiencias gratificantes y un enriquecimiento personal. Nosotros nunca hablamos de turistas en nuestro camino; hablamos de viajeros, porque entendemos que se adaptan mejor a lo que ofrecemos.Lo que es inevitable es que la gente compare el Camino de Santiago con el Camino del Cid. Pero nosotros siempre hemos dicho que el Camino del Cid nunca va a ser el Camino de Santiago ni se pretende que lo sea. Nosotros siempre hemos pensado, por este orden, en la gente que vive en los pueblos, que tiene que sentirse identificada y cómoda con este proyecto; en las expectativas del viajero: para nosotros, alguien que decide hacer el Camino del Cid, teniendo tantas opciones de viaje, se merece la experiencia que busca y nuestra labor es dársela. 

No quieren masificación...

Respecto a los viajeros buscamos un tráfico sostenible, que estimamos en aproximadamente 30.000 personas al año; que sepan a dónde vienen; que sepan que van a dejar su dinero en esos territorios contribuyendo así a sostenerlos; y que vengan con una perspectiva emocional y de respeto a los lugares por los que pasan. Que haya un intercambio de experiencias entre los habitantes de los pueblos y los viajeros. Esa es su gran riqueza.

El problema de las cifras que citaba antes no sólo alude a las de viajeros, sino también a las económicas. ¿Se puede hablar de retorno económico en las localidades por las que atraviesa la ruta?  

El Camino de Cid discurre por ocho provincias, por territorios muy distintos incluso dentro de las mismas provincias, y la impronta o la intensidad de la ruta es muy distinta en unos sitios y en otros. Eso hay que puntualizarlo. Sin embargo, es obvio que existe ese retorno. Lo vemos por los alojamientos. Acabamos de estar con una persona que ha abierto un alojamiento de Huerta de Rey con el nombre ‘Camino del Cid’. Sabemos que el retorno económico es rentable.Diputaciones como la de Soria saben de la importancia que tiene la ruta para muchos de sus pueblos. Está suponiendo la creación de alojamientos, el mantenimiento de infraestructuras y caminos. Existe un sentir general en la ruta de adhesión a este proyecto. El retorno económico es evidente. La aportación anual de las diputaciones es rentable, porque va más allá de los 20 o 30 euros por euro invertido. No es un mal negocio, pero además posibilita algo importante: la visibilidad de muchas localidades que, de otro modo, no tendrían manera de proyectarse.  

Sin embargo, en este tiempo también han recibido alguna dura crítica. ¿Es porque es el suyo un trabajo invisible, silente, difícil de apreciar desde fuera?

Este proyecto fue inventado por la Diputación de Burgos y a él se sumaron otras siete, muy diferentes entre sí. Que lo mantengan, dieciséis años después, es muy significativo. En este tiempo, en esas diputaciones ha habido partidos de signos muy diversos. Si no hubieran creído en el proyecto, ya hubiera desaparecido. En los dieciséis años que llevamos nunca habíamos recibido ninguna crítica. Nunca. Las hemos recibido recientemente y curiosamente desde Burgos, porque nadie es profeta en su tierra. Estamos cumpliendo cada objetivo que nos marcamos y que es aprobado por el consejo rector de las ocho diputaciones. 

¿Es la promoción el principal campo de batalla ahora mismo?

El principal, hasta ahora, han sido las infraestructuras, la creación del producto. Es ahora cuando podemos promocionar. Hasta ahora hemos llevado unos niveles de promoción acordes con el desarrollo del producto que teníamos. En materia de promoción es ahora cuando tenemos que empezar a entrar, porque tenemos un producto muy bueno, de alta calidad, defendible. Vamos a canalizar muchos más esfuerzos en la promoción.Pero ya hemos hecho muchas cosas: una serie de TVE que tuvo más de 10 millones de espectadores; hemos salido en las grandes revistas de viajes de España y el extranjero. La promoción es esencial. Y nosotros necesitamos mucha promoción. (Más información en edición impresa)