Una fina lluvia nos cala en apenas segundos las cazadoras térmicas a nuestra llegada al Refugio Militar Capitán Ricardo Martínez Arriaga, en el valle de Canfranc del Pirineo aragonés. Entre la densa niebla apenas se adivinan los árboles de los montes que separan las estaciones de esquí de Astún y Candanchú, donde una sección del Regimiento de Cazadores de Montaña América 66 de Pamplona y una compañía de la Brigada Paracaidista Almogáraves VI de Paracuellos del Jarama construyen un muro de defensa en el manto blanco. Es la primera vez que estas dos unidades militares comparten conocimientos que serían muy útiles en caso de aterrizar en picos donde la nieve dificulta un ataque del enemigo. Ambas agrupaciones están desde enero bajo el mando de la División San Marcial, con sede en Burgos. El general Juan Carlos González Díez se ha propuesto acelerar el paso para integrar sus tropas en tiempo récord y este tipo de maniobras se antoja clave.

El ejercicio INTECAP, denominado por los mandos de las unidades que lo protagonizan como ‘Infierno Blanco’, es el cuarto que dirige la San Marcial en lo que llevamos de año. El Regimiento de Cazadores de Montaña instruye a la Brigada Paracaidista en el despliegue rápido de militares en una cumbre en pleno invierno para que tengan las herramientas básicas de supervivencia durante 48 horas. Aproximadamente medio centenar de efectivos se dispersan por el Pirineo oscense en una maniobra de defensa contra un virtual enemigo invasor. Cada minuto cuenta. Más aún cuando entran en juego condiciones meteorológicas tan adversas. Convertirlas en aliadas da siempre una ligera ventaja.

(Más información y fotografías, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)