Peñaranda busca 3 niños para no cerrar su escuela infantil

L. NÚÑEZ
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El teniente de alcalde admite que la situación «tiene muy mala pinta» pero no se rinde y dice que dedicará los próximos 15 días a hablar personalmente con familias de pueblos cercanos

La escuela infantil El garabato, en la localidad ribereña de Peñaranda de Duero, empezó a funcionar en el año 2007. - Foto: DB

La escuela infantil de Peñaranda de Duero afronta dos semanas decisivas para su futuro más inmediato. En estos momentos solamente cuenta con dos niños matriculados para el curso que arrancará en septiembre. Necesita otros tres para alcanzar el mínimo exigido por la Junta de Castilla y León para evitar su cierre. Pese a lo complicado de esta situación y de que el tiempo juega en contra, en el Ayuntamiento del municipio ribereño no se dan por vencidos. Su teniente de alcalde, Iván de la Vega, mantiene la esperanza y recalca que en el Consistorio están dispuestos a hacer todo cuanto esté en su mano para conservar este servicio. 

El inicio del curso en la escuela infantil El garabato, de gestión municipal e incluida en el programa Crecemos que financian la Junta de Castilla y León y la Diputación de Burgos con cerca de 11.000 euros, está previsto para el próximo 1 de septiembre, aunque se podría retrasar hasta el día 9. Pero más no. 

Por ello, De la Vega se ha propuesto dedicar los próximos 15 días a hablar personalmente con las familias que tienen hijos de cero a tres años y que residen tanto en Peñaranda como en otras localidades cercanas, ya sea Zazuar, La Vid, Zuzones o Guma, para tratar de convencerles de que matriculen a sus niños en la escuela peñarandina. «Se lo pediremos casi como un favor», admite. Ya el curso pasado vivieron  una situación similar al bajar de 10 matriculados en 2019 a cinco en 2020. Aunque el suspense reinó hasta el último momento, la actividad de la escuela infantil comenzó el 9 de septiembre ya que finalmente la Junta rebajó el mínimo de alumnos de siete a cinco por las circunstancias excepcionales provocadas por la pandemia. Por su parte, el Ayuntamiento hizo un esfuerzo extra para salir adelante, asumiendo el resto de costes.

En estas circunstancias, De la Vega pide a las familias lo que denomina «sentido rural» por tratarse de un servicio básico:«Lo que hace grande a los pueblos es su gente y para que haya gente tenemos que mantener este tipo de servicios, y eso depende de nosotros. Los niños son el futuro del medio rural y es una pena que nos veamos en una situación así». 

Tras mostrar su hartazgo por el incesante goteo de servicios que se van perdiendo paulatinamente en el medio rural, el teniente de alcalde de Peñaranda de Duero destaca que la escuela infantil rural proporciona una atención personalizada tanto a los niños como a sus padres, con quienes la maestra mantiene reuniones trimestrales para informarles del progreso de sus hijos y de la programación establecida. Tampoco se olvida de las instalaciones o de la posibilidad de realizar matriculaciones esporádicas por días o semanas.

No obstante, reconoce que el panorama «tiene muy mala pinta». De hecho, se reunió a finales de julio con la diputada de Bienestar Social, quien le trasladó que en determinadas ocasiones «hay que aceptar la situación y tomar decisiones aunque no nos gusten». Así las cosas, De la Vega admite que aunque el cierre es la última opción, también lo contemplan. 

Pase lo que pase. En el caso de que la escuela infantil no consiga las tres matriculaciones adicionales que necesita para abrir sus puertas, en el Ayuntamiento peñarandino tienen claro que el aula se mantendrá en las mismas condiciones. Es decir, no le darán ninguna otra utilidad. Porque, como indica De la Vega, el hecho de que pudiera cerrarse este curso no quiere decir que sea una clausura definitiva. «Antes se perdía la plaza en Crecemos y era muy difícil recuperarla.

Ahora Junta y Diputación apoyan este programa, lo están ampliando y seguramente si estamos un año sin escuela, el siguiente tendremos la opción de reabrir». 

A diferencia de la escuela infantil, que empezó a funcionar en el año 2007, el CRA Diego Marín se mantiene entre 60 y 70 alumnos. «Estamos muy orgullosos de la calidad de la enseñanza en el centro. No hay nada más que ver los reconocimientos que están logrando», aplaude un De la Vega motivado y dispuesto a dar la batalla hasta el 1 de septiembre.