Un año solos

J.C.M.
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El 4 de marzo de 2020 el San Pablo jugó en Cerdeña ante el Dinamo Sassari. Una semana después, en Burgos, ya no se permitió público y desde entonces la afición burgalesa lleva sin ver a su equipo

En Cerdeña no faltó un pequeño grupo de seguidores del San Pablo. - Foto: Luis López Araico

El 4 de marzo de 2020 el San Pablo jugó en Cerdeña ante el Dinamo de Sassari una eliminatoria clave de la Basketball Champions League. Por aquel entonces comenzaba a extenderse la pandemia por Europa, con su inicio precisamente en tierras italianas. Y aquel partido fue el último que jugó el San Pablo con público, eso sí, ante los aficionados italianos, aunque un reducido grupo de burgaleses se desplazaron hasta Cerdeña. Una semana después, en el partido de vuelta, y tras largas horas de negociaciones, no se permitió la entrada a la afición al Coliseum, que lleva sin ver a su equipo en directo más de 12 meses.  

Aquella eliminatoria estuvo rodeada de polémica. Se habló incluso de suspender el partido en Italia dada su preocupante situación sanitaria. Pero el San Pablo tuvo que viajar y vivió una auténtica odisea, sobre todo en el regreso.

El equipo burgalés se llevó el partido por 81-84, con una actuación estelar de Vitor Benite (30 puntos), bien secundado por Earl Clark (16 puntos). Los problemas llegaron después del partido. El regreso estaba previsto vía Milán. Sin embargo se suspendió ese vuelo a causa de la pandemia y el San Pablo tuvo que regresar a casa vía Roma, con una espera en el aeropuerto de ocho horas.

La eliminatoria estaba a favor del San Pablo, aunque faltaba el partido de vuelta. Y ahí comenzaron los problemas. El club burgalés quería llenar el Coliseum, en una cita histórica que le podía dar la clasificación en la Champions. Sin embargo, desde que el Dinamo Sassari aterrizó en Madrid comenzaron los problemas y desde el primer minuto solicitaron jugar el partido a puerta cerrada, amenazando que, en caso contrario, no jugarían.

Fueron horas de incertidumbre ya que el San Pablo, recordando que una semana antes habían jugado con público, no entendía esa exigencia y más cuando en España, por aquel entonces, la situación era menos grave.

Al final el San Pablo recibió la orden de jugar sin público, decisión que decepcionó a los miles de aficionados que querían acudir al pabellón. Muchos de ellos se congregaron en los alrededores del Coliseum para verlo por televisión. Antes habían acudido a recibir a sus jugadores, a los que esperaron tras el encuentro para celebrar la victoria por 95-80 (Clark fue el mejor con 22 puntos). 

Fue el último contacto con sus seguidores. Luego se suspendieron las competiciones y se atrasó el desenlace final de la Champions al mes de octubre. 

Se jugó en Atenas y allí el San Pablo inscribió su nombre en el palmarés de la Basketball Champions League, un éxito que tuvo que celebrar sin su afición.