Hermanos mayores

B.G.R. / Burgos
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Jaime Ruiz y Óscar Rey han terminado sendos ciclos de grado medio y superior. El primero retomó el estudio para mantener su trabajo y el segundo para buscar nuevas oportunidades

Hace dos años optaron por la Formación Profesional por motivos diferentes, pero Jaime Ruiz y Óscar Rey, de 38 y 30 años, respectivamente, comparten su satisfacción a la hora de valorar el regreso a las aulas. Ambos se encuentran actualmente trabajando, después de haber terminado sendos ciclos de grado medio y superior en el Simón de Colonia.

Ruiz abandonó los estudios en primero del antiguo Bachillerato Unificado Polivalente (BUP). Estuvo trabajando en la misma empresa de instalación de Climalit (aislamiento término de ventanas) durante 13 años, hasta que por motivos personales abandonó su Madrid natal para trasladarse a Burgos. Vino con trabajo pero al año y medio se quedó sin empleo. En ese momento, decidió volver a las clases, pasando primero por una escuela de adultos para poder terminar la enseñanza obligatoria.

Fue en ese momento cuando vio la oportunidad de cursar un ciclo de grado medio que le acreditara en el ejercicio de su profesión, algo que también le recomendaron en la empresa en la que hoy en día trabaja. Estudió el módulo de grado medio de Instalaciones de Producción de Calor y tras superarlo son resultado favorable subraya que la experiencia ha sido muy «reconfortante». «Cuando eres mayor te enfrentas a los estudios de otra forma; lo haces porque es lo que quieres no porque sea una obligación», manifiesta.

Pero el cambio no solo viene en el sentido académico, donde «cuesta también volver a coger los libros y establecer un hábito de estudio», sino también en la relación con el resto de compañeros. Y es que, Ruiz asegura haberse sentido un poco «hermano mayor», intentando «echarles a veces una mano», afirma en referencia a que la media de edad en ciclos de grado medio puede estar entre los 17 y los 18 años.

Muchos de los aspectos prácticos abordados en las clases eran ya bastante conocidos para este alumno dada su experiencia laboral. No tanto los teóricos, donde el aprendizaje era mayor. Todo ello le ha permitido obtener una titulación y se plantea seguir estudiando para conseguir el título de su rama de grado superior.

Por ahora, estos estudios le han dado «tranquilidad y estabilidad»  y no duda en recomendar la experiencia. Al igual que lo hace su compañero de centro Óscar Rey, que se decantó por un ciclo superior de Sistemas Electrotécnicos y Automatizados, un campo que nada tiene que ver con sus estudios de Arquitectura Técnica.

«Siempre me había gustado la electricidad y era un módulo con bastante salidas, sobre todo en la industria», explica Rey, que decidió ponerse de nuevo a estudiar dadas las «escasas» oportunidades que se le presentaron como aparejador y el coste que suponía cursar un máster.

A la hora de comparar experiencias, este joven de 30 años asegura que nada tiene que ver la FP con la  la Universidad. Explica que en esta última abunda la teoría, mientras que la práctica predomina en la primera. En junio acabó las prácticas y 15 días más tarde estaba trabajando en la planta de Kronospan de Salas, en producción. Ve su futuro laboral más vinculado a sus últimos estudios pero confía en que un día pueda compaginar ambos campos.