Si las matriculaciones cerraron el año pasado con una caída histórica del 13,6%, el arranque de 2020 está dejando los registros de 2019 en una mera anécdota. Las patronales de los concesionarios (Faconauto), de los fabricantes (Anfac) y de los vendedores (Ganvam) publicaron esta semana los datos correspondientes a febrero, y en el acumulado de los dos primeros meses las operaciones bajan un 59,4%, pasando de las 1.922 a 781 en 62 días.
Burgos es el territorio de la comunidad en el que más retroceden las ventas de turismos y todoterrenos, aunque en todas las provincias se registran caídas no inferiores al 51,21% de Salamanca. En el conjunto de Castilla y León el descenso es del 15,86%, con 2.425 unidades, frente al balance nacional negativo del 6% (181.063).
La sangría se acentúa aún más si filtramos por los combustibles que emplean los nuevos vehículos dados de alta durante 2020; los gasolina, que representaron el 53% (415) del total adquiridos, se desploman un 63,6% sobre el año pasado, mientras que los diésel (210), y que apenas suponen ya el 27% del mercado de matriculaciones llegaron a suponer más de seis de cada diez- se retraen un 57,5%. En el canal de ventas a empresas bajan un 27% mientras que en el de particulares lo hace el 25%. A nivel regional, en lo que llevamos de año la caída fue más acentuada se centra también el sector de los gasolina, con 1.263 unidades, un 30% menos que en el mismo mes del 2019, mientras que los diésel bajan casi un 11% con 718 operaciones.
Tomando los datos interanuales -comparando febrero de 2020 con el mismo periodo de 2019- en la provincia se ha pasado de 988 operaciones mensuales -tanto de turismos como de todoterrenos- a apenas 390, un desplome del 60% en apenas 29 días. Burgos es el territorio de toda Castilla y León con mayor hundimiento de las matriculaciones, aunque en todas el nivel ha sido muy similar; donde menor variación se ha producido ha sido en Ávila, con una caída del 51,46%, mientras que Salamanca, con un 59,83%, es la que más se acerca a las cifras locales. "La incertidumbre regulatoria y el enfriamiento de la economía, golpeada por aspectos coyunturales como el coronavirus, hacen mella en las expectativas del comprador", apunta Tania Puche (Ganvam), mientras que desde Faconauto Raúl Morales apuesta por las futuras leyes de Cambio Climático y de Movilidad Sostenible como "dos magníficas oportunidades de devolver la confianza a los consumidores, muchos de los cuales tienen la intención de cambiar de coche en cuanto se den las circunstancias", sentencia.