Unas novatadas bajo control

F.L.D.
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Los universitarios conversaron con la Policía y aseguraron que estaban allí voluntariamente. Los juegos y bromas este año han sido menos ofensivos que en curosos anteriores

Unas novatadas bajo control - Foto: Patricia González

Apenas minutos tardaron los veteranos en acercarse a los estudiantes que ayer comenzaron su etapa universitaria para proponerles la primera juerga de su nueva vida. Muy lejos quedaron aquellas novatadas en las que el objetivo era aprovecharse de los nervios del que empieza, más aún desde que por parte de las instituciones se incide en la necesidad de erradicar este tipo de ritos iniciáticos. Pero lo de ayer en la zona de Parralillos dista mucho de esas pruebas que buscan la ridiculización de la persona, sino que en los jardines de la parte trasera del Colegio Niño Jesús reinaron el buen rollo y los juegos amistosos.  

Harina, huevos, cintas adhesivas y pintura para identificar a los novatos de los veteranos. Y alcohol, aunque controlado. La Policía Local y la Nacional se pasaron por el parque para evitar que aquello se convirtiera en un gran botellón y que no se produjeran situaciones más allá de las actividades más o menos inocentes que se estaban celebrando. «Todos los que estamos aquí hemos venido voluntariamente. Nos han preguntado si queríamos venir y beber, sin compromiso. Hay gente que, por ejemplo, está bebiendo zumo porque no consumen alcohol», señalaba María, una alumna de nuevo ingreso de Ingeniería Agroalimentaria ataviada con un falso chaleco azul hecho con una bolsa de basura. A su lado, Miguel indicaba que las novatadas son «la mejor ocasión para conocer gente» y mostraba su malestar por que se quieran prohibir. «Una cosa son las salvajadas y otra estos juegos que sirven para socializar», insistía.

Muy cerca de ellos estaba un grupo de Ingeniería Electromecánica. Dos jóvenes, Diana y Sara, corrían por una cuesta unidas como siamesas con cinta adhesiva y manchadas de harina. «No nos lo tomamos como una humillación. Hay que saber reírse de uno mismo», puntualizaban. Su veterano Manuel defendía esta tradición, pero siempre bajo unas normas en las que las que no se contempla nada más que la integración de los que llegan nuevos.