El Fórum Evolución ha acogido este fin de semana la decimotercera edición de la Feria de Antigüedades con un número de asistentes bastante inferior al habitual, lo que ha repercutido directamente en las ventas. Un total de 45 expositores, llegados desde diferentes puntos de la geografía española y también de Francia e Inglaterra, se dieron cita en el primer gran evento cerrado que se celebra en la ciudad desde que se declaró la pandemia. El principal objetivo consistía en «abrir, volver a empezar», tal y como explica el organizador Ángel Moix, que estuvo muy pendiente de la seguridad. Con mascarillas, desinfección de calzado en la entrada, medición de temperatura, gel hidroalcohólico y así hasta cerca de una treintena de normas se siguieron para evitar cualquier riesgo. La intención del organizador es regresar en enero, como manda la tradición.

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