Buscan alternativas para tratar los hongos de los plátanos

Alejandra G. Feijóo
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Desde el verano de 2011 los emblemáticos árboles del paseo del Espolón sufren el ataque del oidio, lo que provoca que sus hojas presenten cercos blancos, se arruguen y no crezcan

Buscan alternativas para tratar los hongos de los plátanos

El arbolado de la ciudad nada tiene que ver con el del monte o los bosques. En las calles edificadas se siente mucho más agredido. Su espacio está limitado, lo que provoca el sufrimiento de las raíces de las especies; además, hay podas continuas para no molestar el paso de los peatones o a los que viven en un primer piso y un árbol les tapa la ventana, sumado a la contaminación propia de las zonas urbanas. Todos los factores hacen que sean más susceptibles de sufrir plagas y enfermedades, mayoritariamente causadas por hongos. Por eso no debe extrañar que las hojas de los árboles de las zonas verdes de la ciudad presenten anomalías en el color, la función, la forma o la estructura de la planta. Si no se tratan a tiempo, estas enfermedades provocan la incapacidad parcial de las mismas, o incluso la muerte, pero su control es una labor muy delicada que requiere tener presentes posibles efectos adversos en la salud de la ciudadanía.
El paseo arbolado y ajardinado más céntrico y popular de la ciudad, el Espolón, luce una fila de plataneros orientales con sus copas entrelazadas que en estas fechas -y desde el verano de 2011- suele ser recurrente que sufran  ataques del hongo Microsphaera Platoni, conocido popularmente como el oidio del plátano. Se pueden apreciar sus síntomas en cómo sus hojas presentan cercos blancos y grises en las hojas y sus bordes se van enrollando como un pergamino y dejan de crecer. Desde Medio Ambiente se están valorando posibles tratamientos, aunque es complejo. «Se haga lo que se haga, el problema va a estar siempre presente, y, dependiendo de los años, con mayor o menor intensidad. A veces, como en las personas, las enfermedades se vuelven crónicas, y más en un ambiente tan hostil como el urbano. Normalmente, pasado el episodio del ataque del hongo, salen nuevos brotes y el árbol, si bien ese año no fructifica o retrasa sus potenciales crecimientos, sigue viviendo», explica Miguel Ángel Pinto, director del Aula de Medio Ambiente de Caja de Burgos.

 

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