Hiperbaric competirá con Japón en la fabricación de piezas

G. Arce
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El líder mundial en máquinas de altas presiones para la alimentación presenta el miércoles un equipo, en el que ha invertido 4 millones de euros y 3 años de I+D, para su uso en la aeronáutica, la medicina y fabricantes de alto valor añadido

Andrés Hernando revisa uno de los equipos que integran la instalación experimental del HIP. - Foto: Valdivielso

Hiperbaric celebrará el miércoles sus 20 años de actividad en Burgos presentando en sociedad el prototipo de una maquinaria llamada a abrir una nueva etapa en esta inquieta empresa de Villalonquéjar, en la que trabajan 120 personas. Si en estas dos décadas la firma que preside el ingeniero Andrés Hernando ha logrado posicionarse como líder mundial en la fabricación de equipos de las altas presiones isostáticas (HP) para la conservación de alimentos, ahora enfocará parte de sus esfuerzos, su saber hacer y su tecnología a la industria siderometalúrgica, más en concreto, a la centrada en la fabricación de piezas muy especializadas y de altos rendimientos para sectores punteros como el aeronáutico, el médico, la automoción, la instrumentación avanzada, entre otros.

El prototipo de llama HIP, siglas de Hot Isostatic Pressing, y ya está instalado en una de las naves ubicadas en la ampliación de esta empresa, que también serán inaugurada este miércoles dentro de los actos de su vigésimo aniversario.A diferencia de los grandes equipos de altas presiones para alimentación que fabrican, máquinas compactas de hasta 80 toneladas, el HIP es una compleja instalación en planta que ubica parte de su estructura en un foso en el subsuelo y otra en el exterior de fábrica.

Como su nombre indica, aplica altas presiones isostáticas (hasta 2.000 bares) y altas temperaturas (hasta 1.500 grados) a piezas metálicas complejas a las que se les va exigir la máxima calidad, precisión y una alta resistencia a la fatiga.

La tecnología HIP, en la que Hiperbaric lleva trabajando los 3 últimos años y en la que ha invertido más de 4 millones de euros en I+D,se ha utilizado hasta la fecha para fabricar piezas de muy alta calidad y para reparar y mejorar las propiedades mecánicas de las ya fundidas. Muchas de estas unidades nacen de un proceso de fabricación aditiva en impresoras de 3D, que utilizan el láser para ir fundiendo sucesivas capas de polvo de metal hasta configurarlas. La industria más avanzada ya exige un tratamiento final de estas piezas con altas presiones y calor para evitar y prevenir cualquier defecto de fabricación.

«Nuestro desarrollo va más allá y establece sinergias entre la tecnología 3D y la HIP de tal manera que se complementen, generando ventajas no solo en la calidad de los acabados sino también en la reducción de tiempos de fabricación», explica Hernando. En esencia, Hiperbaric propone a la industria siderometalúrgica especializada un post-procesado que permite las máximas garantías en las piezas que salgan de las impresoras.

El coste aproximado de los equipamientos rondará los 3 millones de euros y en su desarrollo y fabricación trabajan equipos de ingenieros burgaleses y un nutrido grupo de empresas locales proveedoras de la firma de altas presiones.
Además de la reducción en tiempos y costes, la importancia de esta novedad es evidente cuando se habla de componentes estratégicos en la estructura de un avión o de una prótesis de cadera de un paciente, entre otros ejemplos.
Como ocurre en los equipos para alimentación fabricados en Burgos, el corazón de la nueva máquina, la excelencia tecnológica de Hiperbaric, radica en la vasija de alta presión. En la misma se pueden introducir piezas de hasta 500 milímetros de diámetro y 2 metros de largo, a las que se somete a procesos de altas presiones y calor que pueden durar hasta 8 horas. «El gran reto de este nuevo proyecto es trabajar a 1.500 grados de temperatura, lo que nos ha obligado a desarrollar procesos de intercambio térmico que funcionan de manera segura, con equipos duplicados e incluso utilizando gas argón».

Andrés Hernando visualiza el  proyecto HIP como una maratón, insistiendo en que estamos ante una tecnología que actualmente lidera Japón y cuya implantación en la industria requerirá de varios años de trabajos.
Partiendo de estas previsiones, el prototipo que se presentará el miércoles será instalado el año que viene en un cliente industrial para conocer en profundidad su funcionamiento y sus ventajas en plena producción. «Hacen falta dos o tres años para poder hacer una previsión razonable de ventas y creación de empleo [ya se han incorporado dos ingenieros]. Estamos convencidos que esta tecnología nos aportará un volumen al que tenemos en la actualidad en el mundo de la alimentación».

Hiperbaric, que tiene más de 200 equipos de HP instalados en más de 30 países, espera facturar a lo largo de este año más de 50 millones de euros.

La idea, explica el presidente de Hiperbaric, es desarrollar una gama de máquinas para trabajar con los diferentes tamaños de piezas que maneja o manejará la fabricación aditiva en impresoras 3D. Esta actividad proseguirá en paralelo a la tradicional, la fabricación de equipos para el mercado de la alimentación y los zumos. «Es una tecnología que lejos de estar madura aún tiene muchísimo camino por recorrer. Todavía es una tecnología de nicho en el sector de la alimentación, un mundo enorme...». De hecho, explica que la crisis de listeria vivida este verano no se hubiese producido aplicando altas presiones a los alimentos envasados, puesto que las bacterias desaparecen. «La normativa va a ser cada vez más exigente y la presión de los consumidores y la competencia harán que esta tecnología siga creciendo», concluye.